Ghost

57 6 1
                                    

Estoy asustado, estoy en medio de esta oscuridad, pero no estoy solo, mis amigos, mis pokémon y personas que no conozco me acompañan en esta oscuridad. No entiendo, ¿Por qué nos tenía que pasar esto? Nosotros solo éramos personas persiguiendo nuestros sueños, pero por culpa de ese pokémon estamos aquí, para siempre. Todavía recuerdo cuando comencé mi viaje como entrenador pokémon, cuando tenía esperanza y sueños.

Mi viaje comenzó en jotho, en pueblo primavera, ahí en un laboratorio recibí mi primer pokémon, un cyndaquil. Estaba tan contento, al fin podría empezar mi viaje para ser campeón de johto. Y así lo hice, logré ser el campeón de johto junto a mi cyndaquil que ya había evolucionado en typhlosion y mis otros pokémon que son especiales para mi, son mis amigos y siempre lo serán. Cuando fui coronado como campeón volví a casa con mi madre, la cual estaba muy feliz por mi victoria, pero yo pensaba en qué podría hacer ahora. Estuve dos semanas en casa, hasta que decidí, ¡Sería el mejor entrenador pokémon del mundo!. Así que pensé en irme a otra región, y la que primero se me paso por la cabeza fue Kanto. Una gran región repleta de leyendas de pokémon, lo cual me entusiasmaba y me daba aún más ganas de ir allí, pero lo que no sabía es lo que me pasaría.

Me despedí de mi madre y junto a typhlosion y mis otros pokémon fuimos a un barco hacia la región de Kanto. Después del viaje en barco, finalmente llegué a Kanto, me extraño ser el único que bajó en esta región, pero no le di importancia, yo solo pensé en ir al primer gimnasio que viese para retar al líder y seguir hasta conseguir las ocho medallas para ir a la liga pokémon. Algo que me extrañó mucho es que no vi a ninguna persona por el camino a Ciudad Plateada pero no le di importancia. Al llegar al gimnasio de dicha ciudad, no estaba el líder de gimnasio, ni siquiera vi a ninguna persona en la ciudad. Estaba muy extrañado y decidí irme al siguiente gimnasio a probar suerte, pero era lo mismo, nada. Así seguí yendo de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo sin ninguna persona. Pero, al llegar a Pueblo Lavanda, no sé por qué, pero me dirigí a la torre pokémon junto a typhlosion. Entré en la torre y fui al tercer piso, donde encontré el cadáver de un marowak en descomposición, en ese momento salí de la torre corriendo junto a mi amigo. No sabía qué hacer hasta que recordé que en pueblo paleta estaba el profesor Oak, pensé que él podría saber que estaba pasando, así que metí a mi amigo en su pokeball y saqué a mi pidgeot y le ordené usar vuelo hasta pueblo paleta.

Al llegar al pueblo, como en las ciudades y en los pueblos anteriores, no vi a nadie. Me dirigí al laboratorio a ver si el profesor estaba, pero no había nadie, lo único que vi fue una pokeball en el escritorio del fondo. La cogí y de ella salió un bulbasaur, parecía que se alegraba de verme, así que decidí que viniera conmigo. Al salir del laboratorio escuche un grito muy fuerte, y me dirigí al lugar del que provenía. Al llegar vi a un pokémon, uno bastante raro que nunca había visto, se veía que era de tipo fantasma y junto a él un anciano estaba luchando con él. Quise ayudarle pero antes de reaccionar el pokémon fantasma y el anciano fueron rodeados de una niebla oscura y lo único que escuche fue el grito del anciano. La niebla se disipó y el anciano había desaparecido, el pokemon se giró hacia mí, me estaba mirando a los ojos y poco a poco se acercaba. No podía reaccionar y el pokémon fantasma se acercaba más y más, hasta que de repente el bulbasaur se puso delante de mí intentando protegerme, yo no entendía por qué me protegía si nos acabábamos de conocer. El bulbasaur estaba temblando y el pokémon se acercaba, le dije a bulbasaur que no tenga miedo, que yo estaba junto a él. Entonces el bulbasaur uso hoja afilada, pero las hojas lo traspasaron, entonces empezó a rodearme una niebla negra y no podía moverme, hasta que bulbasaur usó látigo cepa a mi y me sacó de la niebla. En ese momento sabía que había dado su vida por mi y saque a mi pidgeot y volé para huir. Pero el pokemon fantasma no paraba de perseguirnos y logró usar la niebla con pidgeot, lo cual tuve que saltar y oí el grito de mi pokemon. Estaba cayendo pensaba que era mi fin hasta que de mi cinturón salió mi crobat, el cual me sujetó y batió sus alas velozmente hasta que logró hacerme aterrizar, pero antes de siquiera darle las gracias, aquél pokémon lo atrapó con la niebla y no pude ayudarle, lo único que pensé fue en correr como un cobarde. No me di cuenta hasta que paré y vi que estaba en pueblo lavanda. El pokémon empezó a seguirme otra vez y no tuve más remedio que ir a la torre pokémon. Llegue al tercer piso y vi a un haunter y un gastly comerse los restos del marowak. De repente, el pokemon fantasma apareció, sabía que no podía escapar pero aún así corrí, sin embargo me tropecé y mientras se acercaban a mí me di cuenta de que en una de las tumbas de los pokémon, estaba un Silph Scope, de inmediato saqué a typhlosion y use el Silph Scope, lo cual hizo que viese algo muy aterrador, era la mitad del cuerpo de un haunter y la mitad de un niño, estaba aterrado, pero estaba decidido a acabar con esto y mandé a typhlosion a usar lanzallamas y así lo hizo. El pokémon se retorcía de dolor y pensaba que se había acabado, pero el pokemon sacó de nuevo la niebla oscura y de repente no pude moverme, typhlosion y yo fuimos consumidos por el.

Al despertar estaba en una oscuridad completa, logré acabar con el pokémon acuesta de mi alma y de mi ser. Ahora nosotros vagamos por la torre pokémon, quizá no nos puedan ver, y nosotros no les veamos, pero estamos ahí. Porque somos, GHOSTS.

Creepypastas PokemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora