Olvidados

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A esto se referían con la ''venganza es dulce'', el sentimiento de pokémon a humanos no es más que una simple y vacía mentira, la cual solo es creída por las mentes más vacías e insulsas, como la mía...

Tú, si tú, ¿estás escuchando lo que digo? ¿O no es así? Pues dime, ¿qué se siente ser la causa de que muchos pokémon iguales a mí crean que sus vidas no tienen propósito, y que sientan que no son más que pura basura...? Te explicaré por qué te odio a ti y a todos los entrenadores pokémon.

Yo era un simple Eevee, de muy bajo nivel, fui el regalo de un chico llamado Bill hacia otro chico llamado Gold, ese chico me entrenó mucho, pasábamos buenos momentos juntos, gracias a ese entrenador había aprendido movimientos los cuales no habría aprendido yo solo, ese chico me amaba, yo era su pokémon favorito, ya que yo era el más fuerte de todos los pokémon que él tenía.
Aunque no fuimos muchos, fuimos muy unidos, estábamos un Quilava, un Nidorino, un Butterfree y yo, con ese equipo pasé grandes momentos, y ese chico siempre solía repetirme: Te quiero mucho amigo mío, eres el pokémon más lindo que haya pisado la tierra jamás.

Esas palabras me hacían sentir un sentimiento de amor y cariño hacia ese chico. Llegué a amarlo, era la única persona que se preocupaba por mí; al cabo de un tiempo nos volvimos poseedores de las 8 medallas de Johto, así que nos dirigimos a la liga pokémon. Nos topamos con la noticia de que debíamos pasar por una especie de cueva para llegar, en esa cueva habían pokémon extremadamente fuertes; para aclarar más, esos pokémon me dieron una terrible paliza, así que decidimos salir de la cueva y volver cuando fuésemos más fuertes. Ese mismo día puso a entrenar a todos sus pokémon sin descanso alguno, a excepción de mí; él dijo que había hecho demasiado y que era recomendable que descansara.

Pasó un mes entero sin entrenarme, al cabo de ese mismo mes el equipo de ese chico eran un Typhlosion, un Nidoking, un Butterfree, un Pidgeot, un Haunter y yo, un Eevee. Era sumamente notable que esos pokémon eran mucho más fuertes que yo, en un momento, ese chico dijo: Bien Eevee, espero que estés listo porque te toca, primero pelearás con Typhlosion. Yo sonreí y asentí con mi cabeza. Usé bola sombra, pero no le hizo ni el más mínimo daño a Typhlosion, luego Typhlosion usó corte, y con ese simple ataque me derrotó.

Gold me miró y me dijo, con una seriedad muy fría: Eevee, vamos al centro pokémon.

Yo pensé dentro de mí que a pesar de que perdí la pelea me sigue queriendo; luego de que me curaran en el centro pokémon mi pokéball se dejó de mover, pero no por un instante. Al estar encerrado no medía bien el tiempo, pero calculo que serían alrededor de 2 años y medio, si, escuchaste bien, 2 años y medio.

Un día hubo un corte de luz en el centro pokémon y eso hizo que saliera no solo yo, sino muchísimos pokémon de una computadora. Hasta donde sé, hay una especie de sistema de almacenamiento de pokémon, creado por el sujeto llamado Bill, quien me regaló a ese otro chico Gold. Al salir de lo que los humanos denominaban cajas, un Onix rompió la puerta del centro pokémon, lo cual nos facilitó el poder escapar a todos. Cuando por fin pude escapar me dispuse a buscar a Gold para poder averiguar el porqué me dejó en esa caja tanto tiempo.

Cuando por fin lo encontré, después de unos días, él estaba entrenando un Feraligatr, ese pokémon rápidamente notó mi presencia y volteó su mirada hacia mí. Gold se sorprendió un poco, pero entonces sonrió cínicamente y me dijo: ¿Cómo te ha ido? Te presento a mis amigos.

Él ya no tenía el equipo que solía tener, este equipo se veía más rudo y sádico: un Tyranitar, un Luxray, un Electivire, un Aerodactyl, un Espeon y el Feraligatr que me había visto. Yo me largué derramando lágrimas. Fue horrible. Él se empezó a reír y dijo: ¿Estás seguro de querer morir? No te recomiendo el arreglar tanto tu vida, te contaré algo, tú fuiste el que tuvo más suerte de todos tus amigos, ya que ellos fueron degollados por los pokémon que ves aquí, pero como tú fuiste el pokémon favorito, decidí simplemente dejarte morir en la caja de Bill, pero veo que deseas otra cosa... Bien, como quieras.

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