El de cabellos negros delineó con la punta de sus falanges su número, luego su extraña letra con sus iniciales y una parte de una canción que le dedicó.
Hace tiempo que no frecuentaba ese lugar en los descansos porque no quería encontrarse con Sukuna. Pero hoy quería descansar de las clases y olvidar problemas que tenía, no quería hablar con nadie ni tener a Yuta detrás de él.
De memoria se sabía los horarios de ex por lo que se animó sabiendo que estaría en clase.
Su ceño se frunció al ver un nuevo rayón en la mesa donde ocupaban.
« Un sábado por la noche y yo caí rendido ante tus bonitos ojos que parecen tener la galaxia entera.»
Su corazón latió, y cuando aquella sensación en su pecho volvió (que reconoció como tristeza) se obligó a retirarse rápidamente.