Caspian X ||Parte 2||

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Finalmente, luego de un largo recorrido por muchos lugares frondosos llegó al lugar en el que buscaría venganza, solo que esta vez fue mucho más discreta. Se escondió en una cueva, pero no notó que en esa cueva vivían unos enanos.

—¿Crees que algún día vuelva la princesa pérdida?—habló un enano. La actual bruja se paró de donde se encontraba sentada y con paso lento caminó hasta dentro de la cueva.

—No lo creo—responde otro enano, tirando un pedazo de madera a una pequeña fogata que tenían, ya que hacía un poco de frío—. A parte, es bruja, no princesa.—Se sentó en una piedra que se encontraba en frente del fuego, mientras estiraba sus manos a la fogata para calentarse y el otro enano imitaba su acción.— No creo que vuelva y si vuelve dudo que sea para algo bueno—hace una pausa—. Aunque si vuelve para buscar venganza le ayudaría, ya que este reino nos pertenece, a nosotros, a la Bruja Blanca.

La mujer de cabellos negros se escondió detrás de una gran roca para escuchar lo que dirían.— Ella no es tan diferente a la Bruja Blanca.—Se soplaba las manos para entrar en calor y la bruja pensaba seriamente en lo que había dicho el enano, lo cuales parecían ser de los que apoyaban a Jadis en esos tiempos.— Ahora que lo pienso, ¿no fue ella quien condenó a la Bruja Blanca?

—Sí, pero ella quiere el trono, así que si se trata del trono, yo apoyo.—Hubo un gran silencio, en el cual la mujer pensaba en que era verdad que se estaba convirtiendo en la persona que por años juró odiar. Sin embargo,  Jadis, hacía todo esto por querer reina y ella solo quería matar a los que le hicieron daño. Y conseguir su espada.

Luego de pensarlo bastante decidió enfrentarlos—¡Ustedes! ¿A quién apoyan, al rey Caspian o a la reina pérdida?

—No puede ser, es la reina pérdida—un enano, un poco más enano de lo que debía, dijo eso y se llevó sus manitos a la boca. Mientras el otro sacaba una espada hecha a su medida.

—Nosotros no queremos pelea.

—Yo tampoco, pero si el rey Caspian y ustedes no colaboran habrá una muy grande—amenazó, la mujer.

—¿Para qué volviste?

—Venganza.

—Bien, ve a buscarla fuera de aquí. Fuera de las criaturas olvidadas.

—¿Qué?—pregunta la mujer.

—Sí, como lo escuchas. Fuimos abandonados por él, por el telmarino. El que dijo que nos daría un lugar en Narnia—hace una pausa para dejar la espada a un lado—. Y bueno, mira donde estamos. Envió guardias para que nos matará.

—Bueno, entiendo su dolor. No es por defenderlo, pero los tuyos le hicieron invocar a la Bruja Blanca.

—Eso; lo hicieron otros, no nosotros. Los demás no deben pagar el precio de otros.—Caminó hasta el lugar de la bruja, la cual miraba pensativa hacia la nada. El enano recogió otro pedazo de madera y la lanzó al escaso fuego.— Si quieres, puedes quedarte, sé que no nos harás daño.

—No, no quiero hacerles daño.—Caminó hasta un gran dedazo de roca que estaba en frente del fuego  y se sentó en este, al lado del enano menor. Guar silencio y luego habló—Les ofrezco algo, ustedes me ayudan a entrar al reino y les doy parte de este.

—¿Para qué?—pregunta el enano mayor.

—Te escuché en la entrada, quieres el reino que te pertenece. Si lo quieres, te lo doy.

—No, esa no es mi guerra—se levanta y toma de la mano al enano menor, este se para y los dos miran a la bruja.— Tú solo quieres matar, yo no hago eso.—Se ambos se dirigían a la salida de la cueva, pero la mujer se levanta y les habla.

One-shot Ben BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora