SHIT

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NOTAS:

La novela epistolar sobre la que hablan Hale y María, "Clarisse", se encontraba realmente en la biblioteca de María Antonietta. Quise hacer referencia a ella porque fue un éxito arrollador en su tiempo y, al encontrarla en el catálogo oficial de la Reina, me pareció bonito hacerle una referencia (es la primera novela epistolar de todos los tiempos y todo un referente del Romanticismo literario). Los libros originales, aunque muchos de ellos se perdieron, no están ya en Versalles sino a buen recaudo en la Biblioteca Nacional de Francia. Lo que queda en palacio, tanto en la biblioteca de Luis XVI (sobre la que está su taller/fragua), como las dos de María Antonietta (la que se describe en este fic y la que poseía en el Trianon) son libros falsos. La Reina también dispuso de una biblioteca personal en Las Tullerías. 

 

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En su cuello y pecho se veían unas manchas de sangre, y en su garganta destacaban las heridas de los dientes que habían perforado sus venas.

John William Polidori (1795 - 1821)


La lluvia incesante duró más de lo normal para la estación y acabaron pasando cinco días en los que no sucedió nada digno de mención. Las tardes seguían a las mañanas y las noches a éstas, arrastrándose lentamente en aburrida sucesión. La vida no parecía ser más complicada que seguir las normas y vagar sin rumbo por las galerías y la melancolía que trae consigo la tormenta comenzó a afectarnos a todos, extendiendo sus dedos pegajosos hacia cada uno de nosotros, aferrándose a nuestras ropas y a nuestra piel como la suciedad se pega a la suela del zapato. Imposible de desprender.

Debido al mal tiempo Hale se había visto forzado a alargar su estancia en palacio. Ya parecía como si el comandante hubiera formado parte desde siempre de la frenética colmena que era Versalles y nunca tuviera que llegar el día de su marcha. Además de continuar frecuentando la compañía de Luis, el oficial había tomado cierta afición a jugar al ajedrez con Blaisdell, afirmando en más de una ocasión que nunca había disfrutado de tan duro oponente sobre el tablero. Yo opinaba exactamente lo mismo sobre el Ministro cada noche sobre mi cama. Por otra parte, Lafayette y Gabrielle seguían desapareciendo de forma intermitente y mi amiga y yo, aunque seguíamos teniendo una buena relación, ya no parecíamos tan inclinadas a compartir nuestros secretos. Si la lluvia hubiese durado más tiempo todo habría continuado igual, como un eterno bucle, pero el sexto día sucedieron varios hechos que, definitivamente, contribuyeron a trastornar nuestras vidas de una forma que jamás habría llegado a imaginar, tan aletargada como estaba por la monotonía.

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Las nubes de tormenta al fin se han dispersado moviéndose perezosas hacia el sur y el sol veraniego empieza otra vez a reclamar su terreno. El cielo, que vuelve a ser azul en lugar del gris plomizo que había imperado durante las últimas semanas, se refleja en los charcos de agua sucia que todavía no se han evaporado. Aprovechando que el tiempo ha mejorado he salido fuera a leer, escapando del aire viciado del interior, que jamás parecía renovarse a pesar de que se abrieran todas las ventanas. Al llegar jardín encuentro a Hale, con su cabeza rubia brillando bajo el sol, inmerso en la tarea de dirigir a un par de sirvientes para que carguen su equipaje en uno de nuestros carruajes. Cuando se percata de mi presencia lanza una rápida frase a los mozos y se acerca a mí con una sonrisa indecisa.

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