"El Mago del Siam se abalanzó sobre la inocente bestia, mordiéndole cruelmente el codillo. Con un gañido de angustia, Denis escapó al galope. De regreso a su guarida, se sintió vencido por una fatiga fuera de lo común, y quedó sumido en un sueño muy pesado, entrecortado por turbulentas pesadillas."
Boris Vian (1920-1959)
El ambiente en el despacho del Rey es tan tenso que la manida expresión de que podría cortarse con un cuchillo es perfecta para la ocasión. Hoy nuestra distribución no es la habitual; el Rey y el Ministro no se sientan juntos porque ahora soy yo la que está entre los dos. No ha sido una acción premeditada, sino que ambos, en cuanto me he sentado, se han colocado cada uno a un lado de forma natural. Victor, aunque parece tranquilo, ni que decir tiene que debe estar ansioso por que empiece la reunión. Conociéndole, cada instante que ha escapado a su control ha debido ser una tortura para él. Mi marido cubre mi mano con la suya sobre la mesa en torno a la que estamos sentados, dando suaves y nerviosas pasadas con el pulgar acariciando mis nudillos, deteniéndose de vez en cuando en mi anillo de matrimonio. Ante nosotros, Lafayette y D'Eon, después de saludarnos con una mirada grave, están tomando asiento. Paseo la vista por la habitación y casi me parece ver a Escobedo trotando por ella. El recuerdo feliz me hace cerrar los párpados con tristeza y me concentro en oír el arrastrar de las sillas y el roce de la ropa mientras los hombres que me acompañan terminan de acomodarse.
-Majestades, Marqués... Capitán -se oye al fin la voz de Victor, en la que percibo un tinte de extraño buen humor-. Parece que por fin tenemos la fortuna de reunirnos para hablar de algo más que de repostería. Y ahora, aunque he sido bendecido con un pequeño resumen de los últimos acontecimientos, creo que ha llegado el momento de que todos nos pongamos al día.
Tras pronunciar las últimas palabras se detiene y contempla a los dos hombres que tiene delante con una mirada cargada de intención, pero cuando ve que ninguno de ellos parece animarse a hablar, levanta las cejas y sonríe tranquilamente, como si estuviera hablando del tiempo y no de muerte y traición.
-Estoy expectante.
-Yo... Antes de empezar quisiera pedir disculpas a Sus Majestades por mi incompetencia. Me considero el causante de lo sucedido por haber traído al enemigo a palacio -dice al fin Lafayette-. Ha sido un fallo imperdonable.
La mano de Luis se tensa inmediatamente sobre la mía al escuchar al Marqués y casi puedo percibir la culpabilidad que emana de él. Víctor inclina la cabeza contemplando al que considera su rival, quizá esperando también una disculpa para él que no llega.
-No nos hemos reunido aquí para perder el tiempo con lamentaciones, Lafayette.
-Es mi deber cargar con la culpa. Mi exceso de confianza...
-Estoy de acuerdo en que nadie debería morir asesinado por un exceso de confianza. Y por eso mismo vuelvo a recordar que por algo están las normas -recalca-. Aunque me alegra que esta lamentable situación haya servido al menos para que, a partir de ahora, queden cristalinas.
Aunque el tono que emplea con el Marqués es cortés, se las arregla para imprimir un toque de reproche en cada sílaba, aún manteniendo una expresión incómodamente amable.
-Y ahora, si hemos acabado con las interrupciones, es el momento de dejar a un lado las formalidades -continúa, cambiando el tono a otro más serio-. Es necesario que haga algunas preguntas.
D'Eon coloca ambas manos sobre la mesa, entrelazando los dedos, y con una sonrisa se dirige a Victor.
-Entonces deja de dar rodeos y pregunta de una vez. No tenemos todo el día.
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Descendencia
Fiksi PenggemarLectura erótica. María vive una existencia tranquila... quizá demasiado tranquila. Hasta que Blaisdell acude al Rey y le plantea un asunto que podría poner en peligro el futuro de la Corona Francesa... y cuya solución depende totalmente de la Reina...