No mires a los ojos de la gente
Me dan miedo, siempre mientenGolpes Bajos
-Gabrielle... ¿Cómo se te ocurre entrar así? -pregunto a mi amiga, irritada y avergonzada a partes iguales.
-Hale... estaba buscando a Blaisdell y... no creo que haya llegado a darse cuenta. Estaba detrás de mí y os separasteis tan de prisa que puede que ni siquiera viera nada. Yo misma apenas llegué a ver algo, además estabais cada uno a un lado de la mesa...
La Duquesa parlotea con voz nerviosa y sus facciones están tan pálidas como la nieve. Es evidente que ni siquiera ella misma está totalmente convencida de lo que está diciendo. Mientras hablaba había estado calculando cómo deslizar la carta de D'Eon de encima de la mesa de la forma más discreta posible, pero las siguientes palabras de Gabrielle me hacen levantar la vista y mirarla extrañada.
-Puedo ayudarte -comenta sentándose en el asiento que antes había ocupado Blaisdell-. Me refiero a... puedo llevar a Hale hasta mis habitaciones e intentar... hacerle olvidar. Si es que ha visto algo.
Miro a Gabrielle fijamente y una rara sensación de dejavu me invade. La escena, si no igual, empieza a parecerse demasiado a cuando se ofreció a prestarme dinero del que obviamente no disponía para que comprara el collar de la du Barry. Meneo la cabeza lentamente sin saber qué decir ante semejante ofrecimiento y de pronto se me ocurre que toda la animadversión que siente Victor por ella quizá no sea tan gratuita.
-No hace falta que llegues a eso -respondo sentándome también-. El que la Duquesa de Polignac le atraiga con sus favores no va a hacer que olvide que el hombre de mayor confianza del Rey tenía la lengua metida en la boca de la Reina. Esperemos de verdad que no se haya dado cuenta.
-De todos modos sólo es un oficial americano, ni siquiera es un compatriota. Se irá y ya está, no pasará nada. Además el Ministro ha actuado con normalidad. No pasará nada -vuelve a repetir, intentando convencerme.
-Esperemos. Pero vaya trago... tienes que prometerme que serás más prudente a partir de ahora. No puedo permitirme más situaciones como esta o tiraría por tierra la estabilidad que estamos consiguiendo hasta ahora.
-Seré más prudente -me asegura buscando mis manos para tomarlas entre las suyas-. Te lo prometo. Una vez me dijiste que era tu mejor amiga. No sabes lo mucho que significa eso para mí. Haré honor a nuestra amistad, María.
-Bien -le contesto dándole unos golpecitos cariñosos en el dorso de la mano-. Anda, ven aquí.
Levantándonos nos damos un abrazo y cuando nos separamos parece más tranquila.
-María, hace tiempo que no hacemos nada juntas... ¿Quieres que esta tarde nos veamos para tomar el té en el jardín?
Por un momento estoy tentada de decirle que no. Todavía quiero terminar de repasar los informes y aún queda pendiente la investigación sobre Hale, pero recuerdo que habíamos prometido reanudar nuestra relación de amistad y acabo accediendo. En otro tiempo habría aceptado sin dudarlo, pero ahora... no sé descifrar mis propios sentimientos hacia ella. Noto que hay algo diferente en entre nosotras y no acierto a dar con qué puede ser.
-Por supuesto... Así podrás contarme qué es eso tan interesante que habéis estado haciendo Lafayette y tú. Habéis estado desaparecidos -contesto forzándome en parecer jovial.
-¡Croissants, hemos hecho croissants! ¡Para los niños! He probado una receta diferente y me he traído algunos. No sé si te gustarán...
-Ya. Croisants... -replico esbozando una sonrisa.
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Descendencia
Fiksi PenggemarLectura erótica. María vive una existencia tranquila... quizá demasiado tranquila. Hasta que Blaisdell acude al Rey y le plantea un asunto que podría poner en peligro el futuro de la Corona Francesa... y cuya solución depende totalmente de la Reina...