ʝµɳɠҡσσҡ
Estaba mirando un punto en alguna parte de la bata del médico que, según tenía entendido, había atendido mi cirugía y seguiría conmigo en mi rehabilitación.
Estaba en blanco y no por el hecho de saber que estuve en coma cinco meses y muchas veces estuvieron a punto de desconectarme de no ser por aquella misma chica que juré ver como un ángel luego del accidente y los Kim; sino también por haber confirmado con mis propias manos las últimas palabras que escuché del doctor.
-Sufriste un daño en tu columna, por lo que has perdido la movilidad de tus piernas, pero...
Y justo allí dejé de escuhar para dar toquecitos a mis muslos, jadeando de sorpresa al no sentirlos, aún si continúe dándome golpes mucho más duros.
-¡Detente, JungKook!-la chica y el señor sujetaban fuerte mis manos pero yo me removía y aunque quería agitar mis piernas, estas seguían pegadas a la maldita camilla.
-¡Suéltenme!¡Déjenme en paz!
Logré zafarme de su agarre y dejé caer bruscamente mi espalda sobre el colchón.
-¡Yah¡¡No hagas ese tipo de cosas, niño! Puedes lastimarte más de lo que estás y ahí sí que no podrás caminar.
La voz de esa muchacha era de reproche.
Ya no me parecía un ángel, sino un grano en el mismísimo culo.
-Puede retirarse, doctor-la oí decir-. Yo me encargo.
Supuse que el hombre accedió, ya que escuché la puerta cerrarse. Prefería no ver más que el blanco techo.
Peeero, dejarme en paz no estaba en los planes de la fastidiosa chica que, con una moelsta mueca, literalmente abarcó todo mi campo visual con su cabeza, y parte de sus cabellos sueltos y recogidos tras sus orejas rozaba mi cuello.
-Eres demasiado bonito para ser demasiado gruñón, JungKook.
-No me llames por mi nombre. No te conozco-gruñí y ella rodó los ojos-. Tú pareces un ángel y eres toda una chiquilla fastidiosa y yo no te digo nada, así que hazme el favor de salir de aquí y dejarme solo.
-¡Pff!-su risa hervía mi sangre. Se estaba burlando de mí-. No me moveré de aquí. Soy tu enfermera, la que te ha revisado y aseado todos estos meses, así que, quieras o no, me tendrás que soportar. Además...
-¿Asearme?-enseguida me alarmé y ella se sonrojó y me sonrió-¿Me viste desnudo?
-A ver, verte de verte no del todo-se encogió de hombros-. Yo sólo...
-¿Tocaste?-jadeé y ella rió...como si nada.
-Bueno, chico. Tampoco es para tanto.
¿Estallé? Sí, interiormente lo hice. Pero preferí ser lo más civilizado posible. Pensaba que tal vez si le pedía amablemente las cosas ella me haría caso.
-Por favor, sal de aquí.
-No, gracias-la muy jodida se sentó en la silla a un lado de la camilla y se cruzó de piernas y todo-. Me quedaré aquí como mismo he hecho durante todos estos meses y leeré. Si no quieres que lea en voz alta como antes de que despertaras, está bien. Pero de aquí no me muevo hasta que tus amigos lleguen.
Bufé con molestia y volteé mi cabeza hacia el lado contrario.
Sólo entonces me tomé el tiempo de pensar en todo lo que me había pasado desde que tenía memoria a la fecha.
Mis padres, la sociedad, la soledad...y luego un accidente y la parálisis de mis piernas la cual había una gran probabilidad de que fuera permanente.
¿Cuándo me llegará la felicidad? Me preguntaba.
Pero claro, en aquel momento yo ni cuenta me había dado de que, para ser feliz, primero debía alejar mi soledad, y para ello, debía ser más sociable, y para eso, debía dejar de mantenerme distante con cualquier ser humano que se me cruzara.
Sin embargo, mientras tanto, seguía maldiciendo por lo bajo a mi suerte.
Mordí mis labios y apreté mis puños para evitar que las lágrimas que nublaban mi vista salieran.
Pero toda esa tensión desaparició en un santiamén en cuanto dos dedos y un soplido en mi mejilla me hicieron voltear a ver a la sonriente chica.
Ella tomó mis mejillas entre sus suaves manos y las apretujó al punto de abultar mis labios.
-Todo estará bien, bonito. Yo estaré ayudándote y verás como, cuando menos te lo esperes, tendrás completa independencia de nuevo.
Aparté sus manos de mis mejillas y la miré con mi mejor cara de póker.
-De verdad que no sé cómo voy a poder soportar todo este tiempo contigo.
-¡Ay, vamos!-rió-. Sé que te sientes mal y todo, pero no deberías ser tan cerrado con las personas. Prometo que, si de verdad te desagrado, me alejaré de tí. Pero apenas me conoces. No me puedes juzgar de esa manera.
Yo sólo rodé los ojos, pero terminé asintiendo.
-Está bien.
Ella iba a decir algo más, pero la puerta se abrió chocando contra la pared y haciendo un estrepitoso ruido y por ella aparecieron los Kim con sus mejores muecas de emoción.
-¡JungKoookieee!
Y se me lanzaron todos encima.
Muy típico de ellos.
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⦅αɾεɳ'ƭ ωε?⦆ °ʝεσɳ ʝµɳɠ ҡσσҡ°✓
Hayran KurguLa joven salió corriendo de la ambulancia, llegando hasta el ensangrentado cuerpo del joven tumbado sobre el asfalto. Su moto ya destrozaba estaba en la otra parte de la carretera. Cayó de rodillas viendo al chico. Sus ojos estaban cerrados. Colocó...