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ʝµɳɠҡσσҡ


Seis años.

Pasaron seis jodidos años desde la última vez que la ví en aquella terraza.

Esa noche me pareció sumamente extraño que no me escribiera para siquiera decirme que había llegado bien, y cuando fui yo quien tomó la iniciativa, mi mensaje ni siquiera le llegó...y así fue por el siguiente sexenio.

Sin embargo, sí supe de ella, por qué se fue y dónde estaba.

Dias después de mi salida del hospital, decidí hacer mi caminata diaria (a la cual YangMi me había acostumbrado) y en medio de ella me encontré a YoonGi.

No dudé en correr hacia él y pedirle explicaciones (entre lágrimas) porque me sentía completamente perdido y vacío si no tenía a mi ángel conmigo.

Entonces él me confesó (también entre lágrinas), que MiYang había fallecido en un maldito accidente y aquello me devastó tanto como lo hizo con ellos en su momento. Me dijo que YangMi había decidido empezar de cero lejos de los recuerdos de su hermano y él le consiguió una vacante en una de las universidades de Estados Unidos (que ya ni el nombre recuerdo porque realmente no le di mucha importancia a ello) ya que allí tenía contactos y logró pagarle la carrera que siempre había querido: Ciencias de la Neurología...o algo así me dijo era el nombre en inglés. También me comentó que él se iría junto a ella pues los recuerdos también lo lastimaban y además, se prometió a sí mismo no dejarla sola.

¿Cómo estaba yo? Ido. No me podía creer que mi ángel había pasado por tantas cosas y yo no estuve allí para ayudarla, mas el mismo YoonGi me hizo saber que no era mi culpa y no debía sentirme mal ya que esa fue la decisión de YangMi...y que ella volvería, y que para entonces sería yo quien le devolvería la sonrisa que él sabía no lograría volver a poner en su rostro.

Deseándole suerte a ambos en su nuevo comienzo, me armé de valor para empezar el mío.

Hablando con los Kim, se pusieron muy contentos cuando les dije que quería empezar la universidad y les pedí ayuda para financiar dicho gasto. Quisieron pagarme la carrera en vez de una parte (como les había pedido) pero yo, con el dinero de mis carreras (a las cuales seguí asistiendo hasta que logré acumular el suficiente dinero para devolverles el dinero a los Kim, pagar el resto de mi carrera junto a los materiales y dejar un considerable ahorro para emergencias) resolví pagar la mitad. TaeHyung estaba muy emocionado de que estuviéramos en la misma universidad, aunque él se graduaría ese mismo año y me tocaría estudiar junto a su hermana.

¿Qué carrera escogí? Neurología.

¿Me gradué? ¡Un año antes de lo que debería y con honores!

Me sentía satisfecho conmigo mismo por mis logros. Finalmente había encontrado algo en lo que era bueno y me gustaba a parte de las carreras clandestinas, a las que sólo iba de vez en vez a despejar pues ya tenía trabajo.

Ajá. A los estudiantes con honores nos dieron pase libre para tener un consultorio dentro del hospital que quisiéramos y, por supuesto, el Hospital de Busan fue mi elección.

El personal se sorprendió mucho de verme pues todos recordaban al paciente que andaba con la enfermera YangMi de arriba para abajo. El doctor Kang fue el primero en acercárseme para felicitarme por mi graduación y alegrarse de que seríamos más que doctor y paciente.

Pues sí, ese hombre me tenía mucho más cariño del que yo me imaginaba. Según él, le recordaba mucho a su hijo que pasó por una situación similar a la mía.

Y entonces allí estaba, atendiendo a mi último paciente antes del horario de almuerzo, leyéndole los resultados de sus exámenes que indicaban que el tratamiento que estábamos iniciando comenzaba a dar sus buenos resultados.

Se trataba de un niño pequeño, de ocho años, por lo que antes de irse junto a su madre (más que contentos por las buenas noticias), le regalé un caramelo, haciéndolo prometerme que lo comería luego del almuerzo y con una promesa de meñique, se fue.

Suspiré una sonrisa y me dejé caer completamente contra el espaldar de mi silla, echando mi cabeza hacia atrás.

Ciertamente estaba feliz, porque ayudaba a las personas de la misma manera que YangMi lo hacía conmigo incluso a la distancia.

Ella era mi motivo principal para esforzarme. Ella era quien me daba las energías para seguir adelante con mi vida.

Pero también lo era mi deseo de volver a verla...porque eso haría en cuanto lograra reunir el suficiente dinero para ir a buscarla y aunque sea verla una vez más.

Mas, por el momento, me concentraría en mis pacientes pues al ser nuevo y (modestia aparte) bueno en mi trabajo, había recibido casos algo complicados y que necesitaban un seguimiento que no abandonaría por nada del mundo.

Siento la puerta abrirse y no me hace falta reincorporar la cabeza para saber que se trata del doctor Kang...o como bien el me pide que lo llame: Daniel, que es su nombre. En el año que llevaba trabajando allí, él era el único que se tomaba el atrevimiento de entrar sin tocar a mi consultorio.

-¿Agotado?

-Nah. Sólo un poco cansado-ahora sí me senté correctamente en la silla giratoria para verlo a la cara y sonreírle como él hacía conmigo-¿Y usted?

-Niño ¿Cuántas veces te he dicho que me trates de tú?-con una fingida molestia, me dió un pequeño manotazo en la cabeza que me hizo reír-. Pero respondiendo a tu pregunta, estoy bien. No he tenido que dar tantas terapias como ayer y eso me alegra porque veo que mis pacientes van avanzando.

-Por supuesto que lo hacen-rodé mis ojos en una mueca de obviedad-. Mírame a mí. Soy el vivo ejemplo de que haces milagros. Fuiste quien se encargó de mi cirugía y terapia y logré recuperar la movilidad de mis piernas en menos de dos años, cosa que no todos logran.

Daniel se sonrojó y yo reí porque aquello era nuevo.

Sin embargo, cuando iba a reclamarme por burlarme de su vergüenza, la puerta fue tocada.

-Adelante.

La doctora Na, también neuróloga, se asomó por la puerta con una carpeta en manos y me la extendió, rozando intencionalmente su mano con la mía.

Sí, ella era una de las tantas mujeres que se me había insinuado, y como a todas, la rechacé...pero ella seguía insistiendo.

-Este es el perfil de nuestra nueva trabajadora. Se graduó recién en la rama de la neurología. El director quiere que todos tengamos una copia para que podamos incluirla en el personal sin incomodidades, como hicimos cuando llegaste.

Asentí.

-Gracias por hacérmelo llegar, señorita Na-por supuesto que yo no me tomaba las mismas atribuciones que ella al querer sacarme confianza-. Ahora si nos disculpa, el doctor Kang y yo estábamos teniendo una plática importante.

-Claro. Ya me retiro-su hablar entre dientes delataba su molestia pero eso no me podía importar menos.

Finalmente se fue y Daniel me miró con una ceja alzada.

-JungKookie ¿Desde cuándo no tienes novia? Deberías aprovechar que eres guapo y tienes a medio hospital tras de tí-alzó y bajó ambas cejas-. La necesidad puede volverse insoportable.

Él sabía de mi historia con YangMi, pero no sabía un pequeño detalle...

-Sigo virgen, Daniel. No tengo tanta necesidad como un hombre ya experimentado así que puedo aguardar a que mi ángel regrese.

Sus ojos se abrieron de par en par, seguro no esperándose que un hombre de ya veintiocho años fuera virgen y yo bajé mi cabeza hacia la carpeta, dispuesta a abrirla para ocultar mi sonrojo.

Empero, apenas mis ojos se encontraron con aquel nombre y esa foto, supe que el destino definitivamente estaba de nuestro lado.

Con las lágrimas nublando ligeramente mi vista, volteé a ver a mi doctor amigo y le regalé la enorme sonrisa que se me hacía imposible poder borrar.

-Ha vuelto, Daniel. Mi ángel ha vuelto.

⦅αɾεɳ'ƭ ωε?⦆ °ʝεσɳ ʝµɳɠ ҡσσҡ°✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora