ʝµɳɠҡσσҡ
-¿Te vas a...desnudar?-su balbuceo sólo me hizo reír mientras terminaba de quitarme el pantalón.
Estábamos en el baño, ella sentada en la tapa del retrete y yo terminando de quitarme la ropa, dispuesto a tomar una ducha.
Hablaba en serio cuando decía que la quería tener cerca.
-No habrá nada nuevo que no hayas tocado, nena-le guiñé un ojo y se sonrojó-. Ahora sólo verás, pero si te incomoda mucho, sólo cierra los ojos-me encogí de hombros.
Pero la muy pillina se quedó mirando y sonrojándose.
-¡Uy! Pero si se me ha vuelto pervertida la niña.
-¡Yah!-iba a golpearme, pero me corrí a un lado y me metí en la ducha.
Pero, antes de cerrar la cortina por completo, me entró una duda.
-Oye, pesada-bufando, me miró-¿Sigues siendo virgen o ya alguien se me adelantó?
Si antes estaba sonrojada, ahora lo estaba el doble.
Sin embargo, me respondió.
-No...No ha habido nadie.
-¡Uff!¡Qué alivio!-suspiré, cerrando finalmente la cortina para abrir el grifo de la ducha y que el agua tibia cayese desde mi cabello a la planta de mis pies.
-¿Y tú?-su tímida pregunta me sacó una sonrisa.
-Te he estado esperando todo el tiempo a tí, mi ángel. Nadie más que tú ha tenido, tiene, ni tendrá mi atención, amor y deseo.
Ella soltó una risilla y yo cerré mis ojos, disfrutando de aquel placentero sonido.
Me apresuré bañándome para no incomodarla, y mientras, hablábamos de mi rehabilitación y mis años de estudio, así como del que llevaba de trabajo.
Una vez sentados en el sofá de la sala, uno a lado del otro de manos entrelazadas, las cosas tomaron rumbos mucho más serios.
-Basta de hablar de mí, mi ángel-murmuré. El apartamento estaba en silencio y nuestros rostros considerablemente cerca, así que hablar alto no era necesario.
Ella bajó su cabeza y unió su mano derecha a la unión de la izquierda con la mía, apretando así el agarre.
-Ese día cuando salí del hospital que salí al estacionamiento...YoonGi me estaba esperando y su ropa estaba ensangrentada-aún si las lágrimas cristalizaron sus ojos, no apartaba su mirada de la mía-. MiYang y un compañero de clase tuvieron un accidente. Se habían caído de un segundo piso pero igual cuando los llevaron al hospital había sido demasiado tarde porque habían perdido demasiada sangre-la lágrima que corrió por su mejilla la sequé con mi dedo y ella me sonrió de lado-. No tenía energías ni para levantarme de la cama, pero sentía que debía seguir viviendo y entonces YoonGi y yo acordamos irnos del país, empezar de cero en otro lugar o simplemente sanar y regresar. Los recuerdos de MiYang ya no me duelen como antes y sólo me causan nostalgia...Pero al mismo tiempo me alegro de que, mientras estuvo con vida, pude darle una vida, al menos, feliz. Entonces YoonGi y yo decidimos regresar. Melissa, su esposa y futura madre de su hijo, también vino con nosotros-soltó un profundo suspiro y echó su cabeza hacia atrás-. Quise empezar a trabajar nuevamente en el Hospital de Busan y prácticamente entré a hurtadillas y agradecí que hubieran cambiado de director porque así nadie me reconocería pero...cuando me dijeron tu nombre y que eras uno de los especialistas en mi área pues...no pude evitar huír-yo reí y logré contagiarla-. Ya luego YoonGi y Melissa me convencieron de que fui una idiota y pues...aquí me ves...
De nueva cuenta nuestros orbes coincidieron.
-Lamento no poder haber estado allí entonces-y antes de que ella quisiese agregar algo más, continúe-. Pero aquí estoy ahora, mi pesado ángel-arrugué mi nariz en medio de una sonrisa y ella también sonrió ampliamente-. No me voy a ir a ningún lado y aunque no lo creas, iba a ir a buscarte en cuanto pudiera zafarme un poco de mis pacientes en el hospital. Pero ya que estás aquí...tengo una pregunta que hacerte.
Ella asintió.
-¿Quisiera un ángel pesado como tú, quedarse con este gruñón toda la vida...o prefiere...?
Ni siquiera terminé de hablar cuando ya la tenía a horcajadas sobre mis muslos y tomando mis labios entre los suyos a la par que rodeaba mis hombros con sus brazos.
Por supuesto que respondí tal beso y abracé su cintura de vuelta.
Y sonreí cuando nos separamos, encontrándome con ese precioso sonrojo en sus mejillas.
-Dime, mi ángel...¿Acaso no somos unos locos perdidamente enamorados por la eternidad?
Su risita me contagió.
-Lo somos, mi gruñón. Lo somos.
⳹ƒเɳ⳼
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⦅αɾεɳ'ƭ ωε?⦆ °ʝεσɳ ʝµɳɠ ҡσσҡ°✓
FanficLa joven salió corriendo de la ambulancia, llegando hasta el ensangrentado cuerpo del joven tumbado sobre el asfalto. Su moto ya destrozaba estaba en la otra parte de la carretera. Cayó de rodillas viendo al chico. Sus ojos estaban cerrados. Colocó...