XXX

521 83 224
                                    

Harry despertó sintiendo unos brazos rodeando su torso y con una respiración en su cuello. Sonrió tontamente y se giró con cuidado para ver a su novio dormido abrazado a él.

Dos años juntos después de aquella noche en la que habían decidido darse una segunda oportunidad, y no podía estar más feliz, porque todo estaba yendo de forma maravillosa.

Sabía que Louis se iría la próxima semana a buscar sus cosas a la casa que compartía con Eleanor, pero no le preocupaba en lo absoluto. Sabía de sobra que Louis volvería un par de días después para ya mudarse definitivamente con Harry.

Se sentía muy bien y muy seguro ahora que Louis había tomado esa decisión tan importante, escogiendo a Harry por sobre cualquier otra persona o cosa material, porque eso aseguraba el amor que el amor le tenía.

Ya habían hablado de un futuro, y habían decidido que se casarían después de que ambos tuvieran un trabajo estable y tuvieran el dinero suficiente para comprar una casa propia. De tener niños, habían decidido que lo mejor era alquilar un vientre, para que su bebé compartiera el ADN de alguno de los dos, o quizá de ambos, debido a la gran tecnología que estaba avanzando ahora.

Incluso, Louis le había dado un anillo de compromiso, que Harry decidió tomarlo como uno de promesa, ya que quería esperar hasta que estuvieran estables. Pero no se le olvida que, literalmente, Louis se arrodilló en su habitación y sacó la cajita, para pronunciar un "¿Quieres casarte conmigo?"

Y tampoco se le olvida que él le respondió, después de abrazarlo y llorar un "Prometo que te diré que si cuando me lo vuelvas a proponer".

Y desde ese día, Harry no se quitaba por nada del mundo el precioso anillo de diamante que Louis le dio como la mayor promesa de su vida.

Su felices por siempre.

Harry besó con ternura la nariz de Louis, viendo como este la arrugaba entre sueños y bufaba.

—Amor, tenemos que ir a clases, es el último día y ya seremos libres.

—No— se quejó y soltó al menor rodando por la cama para darle la espalda a Harry — es el último día y no vamos a hacer nada, no le veo ningún sentido ir.

Harry rodó los ojos. Era un enorme trabajo despertar a Louis todas las mañanas para las clases, porque lo que más odiaba Louis era despertarse cinco días a la semana a las siete de la mañana.

—Lou, por favor — suspiró y se apoyó en su antebrazo para mirar a Louis que no se despertó.

La noche anterior Harry quería dormirse temprano, todo lo contrario, a Louis quién tenía demasiada energía y juraba no tener sueño, así que decidieron ver un par de capítulos de su serie favorita, en donde Harry se quedó dormido en los primeros 15 minutos y Louis, por respeto a Harry, cambió la serie a una película de cuatro horas, y luego una de dos horas, haciendo que se durmiera a las cuatro de la mañana, durmiendo sólo tres horas.

—Lou...

— ¡Ya voy! — se quejó y se levantó maldiciendo hacia el baño, haciendo que Harry riera bajito.

Si, era muy difícil convivir en las mañanas con Louis, pero Harry estaba seguro de que quería vivir con esos brazos rodeándolo en las mañanas y esas discusiones mañaneras por el resto de su vida.

Era increíble que su primer novio fuera el hombre con el que va a vivir para siempre, pero Harry pensaba que, al igual que Zayn y Liam, habían nacido para estar juntos.

Eran almas gemelas y él no tenía ninguna duda al respecto.

...

Louis estaba empacando un par de ropas y Harry entra a la habitación, sentándose en la orilla de la cama, suspirando triste.

Saturno (l.s.).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora