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Pasaron días en Polis Massa. Rotaciones enteras en una de las bases médicas de la colonia. Los poli massanos eran amigos de los Jedi, y habían aceptado resguardar al maestro Yoda y a sus aliados supervivientes.

Padmé Amidala era la principal preocupación de todos. Con el embarazo tan avanzado, se pasó las rotaciones entrando y saliendo del sueño, columpiándose en la frontera con la vigilia. Dhejah la visitaba a menudo junto a su hermana. Jira y Axton habían pedido asilo también hasta que encontraran un lugar donde rehacer sus vidas. Jira había dejado el Senado y la política, y ella y su marido acabarían exiliándose a algún lugar lejano y seguro.

Como todos los demás.

Dhejah no había hablado mucho con Axton. No le guardaba rencor, pero no podía evitar pensar en Brandar cada vez que le miraba a la cara. Necesitaba espacio. Espacio y tiempo para sanar.

Tras volver de Mustafar, Obi-Wan se había pasado días meditando. Dhejah intentaba no sumirse en la Fuerza. Hacerlo le causaba demasiado dolor. Pero Kenobi le había confesado que había visto a su antiguo maestro, Qui-Gon Jinn, y que aquel hecho le causaba demasiada curiosidad, aunque aún no lo comprendía del todo.

Ernark decidió no indagar: ni siquiera para eso tenía energía.

Jira entró en su habitación una noche especialmente oscura.

—Es Padmé.

Salieron hacia una de las salas médicas. Los poli massanos eran expertos sanadores, y trabajaban con droides de la más alta tecnología.

Todos estaban frente a la sala donde la tenían (incluso C-3PO y R2-D2). Un droide médico salió para explicarles la situación.

—Desde el punto de vista médico, está completamente sana —les explicó—. Pero por razones que no nos podemos explicar, la estamos perdiendo.

Jira se acercó al cristal con los ojos llenos de lágrimas. Dhejah entendía su dolor, eran buenas amigas. Axton, vestido en pantalón y camiseta negras, le puso una mano en el hombro a su esposa.

Dhejah intercambió una mirada de preocupación con el maestro Yoda.

—¿Se está muriendo? —preguntó Kenobi con sorpresa.

Organa se pasó las manos por la cara mientras el droide respondía.

—No sabemos por qué. Ha perdido las ganas de vivir. La tendremos que operar urgentemente si queremos salvar a los bebés.

—¿Bebés? —preguntó Dhejah con incredulidad.

—Está embarazada de gemelos.

Dhejah se acercó al cristal.

—¿Está despierta? —preguntó.

—Sí —respondió el droide—. Puede entrar a hablar con ella si gusta, maestra Jedi.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora