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Había algo diferente en aquella reunión. Había algo diferente en Dhejah, sentada bajo la ventana de la habitación de Obi-Wan, en el Templo Jedi, aunque había tomado aquella misma posición miles de veces en el pasado. Quizás era él, sus propios sentimientos, los que le hacían percibir la situación así.

Le pasó una taza de té, como si no pasara nada. Siempre tenía especial cuidado en cerrarse a la Fuerza, para que ella no sintiera lo que pasaba en su interior. Aunque, la verdad era que no parecía estar intentando percibir lo que ocurría dentro de Obi-Wan. Solamente estaba allí sentada, ahora sorbiendo el té con gesto ausente mientras miraba por la ventana. El tráfico de Coruscant seguía imperturbable.

Obi-Wan se sentó frente a ella, en el cojín que estaba libre. Dhejah aún no se giró para mirarle, así que él le dio un sorbo a su propia bebida. El Consejo Jedi le había dado a Dhejah una rotación, porque había declarado que el tema era personal y no de alto riesgo para la guerra o los Jedi.

Kenobi no sabía cómo sentirse. No sabía si calificar de mentira las palabras de Ernark.

Decidió no centrarse en ello.

Debería intentar comprender lo que había pasado, y aún estaba pasando, antes de dejar que su amiga se enfrentara al resto del Consejo a la mañana siguiente. Sin embargo, Dhejah había estado en silencio durante todo el viaje hasta allí, y Kenobi no sabía cómo sacar el tema de nuevo.

—Deberíamos pensar en todo lo que ha pasado hasta ahora —dijo Dhejah de pronto.

Su voz sonó tan seria, y habló tan de repente, que Kenobi reprimió un pequeño salto de sorpresa.

—Coincido —consiguió responder—. ¿Crees que todo está relacionado?

Dhejah se giró hacia él. Cada vez le costaba más estar a solas con ella, sin fijarse en el oscuro brillo de sus ojos, en su melena castaña, o incluso en las curvas femeninas que asomaban entre las ropas de Jedi. Kenobi bajó la mirada hacia la taza y volvió a beber, comprobando que su mente estaba cerrada completamente a cualquier otra persona sensible a la Fuerza.

—Por supuesto —dijo ella, ajena a lo que le pasaba por la cabeza—. Primero el secuestro de mi hermana y el propio conflicto en Thunij: como Sassun ha dicho, el objetivo de la Resistencia era conseguir nuevas elecciones, y su actividad debería haber parado después de estas. Capturar a Jira fue un soborno para ello que no funcionó. Se aliaron con los Separatistas, pero se les fue de las manos y mi padre no sólo dejó el poder, sino que acabó muerto. —Tomó aire—. Sin embargo, la facción se separó en dos tras eso: los que habían cumplido su objetivo, liderados por Sassun, y los que querían seguir obteniendo beneficios de los Separatistas y querían que Thunij dejara la República. Debido a la persecución realizada tras los segundos, Sassun y los suyos se vieron obligados a exiliarse para que la situación no les salpicara. Y fue entonces cuando Dooku le contactó.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora