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Dhejah comenzaba a pensar que nunca encontraría ninguna pista respecto al secuestro que había sufrido en Gasteh. La información respecto a los Separatistas y su planeta natal se agolpaba en su datapad, pero no era capaz de distinguir ningún patrón que relacionara el suceso con un posible interés enemigo.

Ella era una Maestra Jedi, no una política. Su padre había muerto: ni siquiera su sangre la unía a los grupos de poder de Thunij. Su hermana seguía siendo la Senadora de Thunij, sí, pero eso no explicaba por qué habían atentado contra la vida de Dhejah y no contra la suya.

Separó los ojos de la pantalla: le dolía la cabeza.

Hacía horas que Brandar había salido de la habitación. Se había reunido con Ahsoka, porque decía que necesitaba entrenar antes de volver al frente en dos rotaciones.

Dhejah estiró la espalda.

Ella también debería de haberse centrado en sus obligaciones como general, pero sólo había conseguido encerrarse en su investigación sobre el secuestro. Ya casi podía oír a Obi-Wan hablándole:

"El asunto es de importancia, Dhejah, pero debes recordar que estamos viviendo en la época más importante de la República. La Fuerza te guiará hacia tus respuestas cuando sea el momento oportuno."

¿Pero a dónde había guiado la Fuerza a Obi-Wan? ¿Hacia la muerte?

Intentó calmarse. Se levantó del sillón que había en su habitación, uno pequeño y cómodo que utilizaba para meditar, y se acercó a la ventana que había sobre el lecho donde dormía. Se pasó las manos por el pelo revuelto mientras observaba el tráfico de Coruscant.

A Obi-Wan no le habría gustado que hablase así, lo sabía. Sin embargo, no podía evitarlo. No era capaz de meditar, de hacer nada que tuviera que ver con la Fuerza, desde que él se había ido. Se había tenido que cerrar a la Fuerza porque, cada vez que conectaba con ella, sentía el lado oscuro creciendo en su interior.

Su pena y su tristeza eran casi inconsolables.

Justo cuando había comenzado a aceptar sus sentimientos, esos con los que siempre había estado en guerra, él se iba. Justo cuando creía estar en el gris, el lado oscuro llamaba con más fuerza.

No quería decir que fuera culpa de Obi-Wan. Dhejah era la única culpable de su desequilibrio.

Le había dicho a Altis que, cuando el momento llegara, sabría dejar ir a Kenobi. Pero imaginarse el momento y vivirlo eran cosas muy diferentes.

Cuando había dicho que podría, no se imaginaba que el escenario fuera a ser ese.

Estaban en guerra, y, pensó que, probablemente, uno de ellos podía fallecer en el frente. También podría haberle dejado ir dentro de unos meses: si ganaban la guerra y Dhejah dejaba la Orden, era probable que sus caminos se separaran.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora