MorningShield/LuCap✨😇

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—Pensé firmemente que los humanos jamás serían o podrían asemejarse a los angeles de padre... pero cuan equivocado estaba, no llegó a tal majestuosidad, pero sí que era radiante y hermoso. Inocente, casto, adorable, desentendido de toda la maldad de este mundo y sus podridas personas. Exactamente, me refiero a una única persona la cual amo, pero sé que no es para mí... soy terrible y no lo merezco, él es demasiado para un ser tan despreciable como, yo.

Hablando a la nada se encontraba este hombre. Debatiendo como una persona decide entre la vida, o la muerte. Sus piernas se balanceaban con suavidad, en la orilla de aquel alto edificio veía el cielo negro, estrellado, tan hermoso como su novio. Resplandeciente como cada noche.

—¿Decirle... o no decirle? he aquí el dilema.

¿Steve lo entendería? ¿lo seguiría queriendo como siempre? después de mostrarle su verdadero yo... ¿lo seguirá viendo con adoración y le seguirá diciendo, te amo?

Una persona como él es capaz de amar, y ese hermoso rubio que se asemejaba a un ángel le robo el corazón, y el alma completamente. No podía seguir con esa farsa, no podía seguir mintiendole ha aquel hombre que le entrego todo, su vida entera con una sonrisa.

—Llegó la hora—le rompería el corazón. Y él caería en un profundo pozo de desesperación y tristeza.—prepárate.

•••

Abrió la puerta del hogar, cuando se hicieron pareja oficialmente Steve le había entregado una copia de su llave, tanta confianza lo enfermaba, aunque también se le hacía adorable. Aprendió que esto era muy común en el mundo humano entre parejas.

—Lucifer Estrella de la Mañana, ¿no debería estar usted dirigiendo el Lux hoy?

Sonriente se planto frente a él, cruzó los brazos y alzó una ceja, esperando.

—¿Así me recibes hermoso?

Se quedó callado, esperando aún. Suspiro dejando la llave en la mesa de la entrada.

—Okey, he dejado a Maze ha cargo, tenía... tengo algo importante que decirte.

—¿Ah sí?

Sintió sobre sus labios otros muy suavecitos. Correspondió aquel beso, permitiéndose disfrutarlo mientras podía. Al separarse Steve se fue a la cocina, aparentemente estaba cocinando.

—Siéntate que estoy a punto de servir la cena... ¿¡oh! y que es eso tan importante que debías decirme?

Llegó nuevamente cuando estaba sentado en la mesa. Dejo un besito en su frente, mientras esperaba a que hablara. Prontamente sintió pánico y ansiedad.

Escapó y dejo su trono atrás cansado de esa vida lúgubre, triste, solitaria y caótica, subió a la superficie esperando experimentar verdaderamente los placeres de la vida. Obtener aquello que los humanos tenían o anhelaban, y lo consiguió. Y estaba por perderlo todo, todo.

—Yo... yo... no soy la persona que crees que soy Steve, soy malo para ti y para todos, te he estado engañando con un gran secreto que guardo y por ello debo dejarte ir, no puedo condenarte a mi lado o te traeré desgracias. Esto, debo terminarlo—trago grueso viendo sus manos.

—¿Que quieres decir Luci... me estas dejando?—ladeó la cabeza confundido, sus ojos empezaban a cristalizarse.—¿porque dices eso de ti? ¿de qué hablas?

Lo miro entristecido. Haber estado con Steve fue lo mejor que le pasó en todos sus años de vida, pero también fue un gran error. Sabía que tarde o temprano lo dañaría.

—Perdoname, cuando veas quién soy realmente lo entenderás, y desearás jamás haberme conocido.

Se levantó del asiento. Inhaló hondamente cerrando los ojos. Al abrirlos nuevamente Steve jadeo de sorpresa, retrocedió unos pasos bajo la mirada rojiza de su novio. Sabía que esa sería su reacción al ver sus iris tan rojos como el mismísimo fuego del infierno, y todavía había más.

Cenizas y calor rodeó el cuerpo del pelinegro, el ojiazul miro asustado el como Lucifer estaba siendo consumido por esa bruma negra.

—¿¡Lucifer que es todo esto!?

—Todo esto soy yo, Steve.

Una voz grave que le erizo la piel se hizo presente. Frente a él ya no estaba el guapo hombre que conoció, sino una bestia terrorífica, roja y alado, era un demonio. Y lo miraba triste.

Lucifer contempló como en el cuerpo de ese angel, espasmos se hacían presentes. Temblaba de miedo seguramente. Steve abrió los ojos muy grande, ¿ese era el gran secreto?. Sus ojos picaban por las lágrimas que amenazaban con salir, entrelazó sus manos y bajo la mirada.

—Steve... ¿no dirás nada?

—¿P–Por que no me lo dijiste antes?—subió la vista para encararlo, en sus zafiros no había miedo, sino ¿molestia? sus cejas arcadas lo decían todo.—respondeme.

Sorprendido asintió.

—Supongo que... tenía miedo a perderte. Después de todo soy una bestia al cual todos temen, soy espantoso, mirame. Soy el rey de la oscuridad, ¡soy el diablo!—mostró sus colmillos mientras movía sus alas parecidas a las de un murciélago.—tu... no serías la excepción. Por eso voy alejarme de ti, te dejaré en paz y me olvidarás para siempre.

Rió negando.

—Eso sería imposible Luci, no sé cómo no lo noté antes pero tu nombre siempre fue una pista de tu identidad, solo pensé que... tenías padres muy locos al ponerte ese nombre, perdón—se ruborizó por lo dicho. Le sonrió como siempre mientras le estiraba los brazos.—en fin. Solo ven a mi y abrázame como siempre lo has hecho.

No sabía si acercarse. Nunca pensó que el rubio se tomaría esto tan bien, tan a la ligera. Creyó que correría, que lo llenaría de agua bendita y rezos a su padre, que lloraría desesperado por ayuda. Pues si todos al escuchar su nombre temblaban, verlo sería mucho peor.

—¿Me dejaras con los brazos abiertos?

Negó. Aún así avanzo dudoso.

Con sus grandes y grotescos brazos lo cargo acunandolo en su pecho como un pequeño bebé. Steve descanso su cabeza en su ancho hombro. Con sus alas lo rodeó protector, rogando por qué esto no fuera un sueño o una ilusión, y que escapase de él.

—Te entiendo, yo tendría el mismo dilema respecto a esto. Sé que muchos te temen, sé tú historia y las cosas que hacen en tu nombre... pero te conozco y me has demostrado lo bueno, divertido y valioso que eres, aunque a veces eres un loco, egocéntrico, narcisista, y retorcido.

—Vaya, no sé si ofenderme o sentirme halagado—rió.

—Si. El punto es que... yo no te tengo miedo por qué te quiero, quiero al hombre normal y humano que está dentro de ti, y si para que sigas a mi lado debo aceptarte así, como eres realmente. Lo haré porque te amo Lucifer Estrella de la Mañana—sonrió acariciando la rasposa mejilla, beso la otra y se acurrucó en sus brazos.

Un calorcito que jamás había sentido en siglos, se apoderó de su dañino corazón. Sonrió en grande, Steve en verdad era un gran hombre, una hermosa persona de puro corazón. Que, lo quiso y acepto tal y como es.

—Te amo Steve. Muchas gracias, ahora vas a liderar conmigo el infierno, juntos guiaremos esas almas decadentes y en pena al averno.

—Yo igual te amo pero no gracias, amo no quemarme y a la gente viva—rió divertido. Oír aquello le provocó un horrible escalofrío.—¿ahora puedes volver a la normalidad? hueles a azufre, y mi nariz sufre.

Se echó a reír verdaderamente divertido. Cambio a su forma humana aún teniendo a Steve en brazos.

—Así está mucho mejor.

Más cómodo beso tiernamente la boca del pelinegro. Sonrió entre el contacto, estaba muy loco por haber aceptado ser pareja del rey del mal. Pero... no hacía daño cometer locuras en ocasiones, ¿verdad?

—Stevie, ¿hay algo montado en la cocina?—se separó olfateando la estancia, arrugó la nariz por el olor a quemado.

—... ¡Por Lucifer el pollo, no lo había sacado!—rápidamente salto de sus brazos y corrió a la cocina. Tosió por el humo que salió al abrir el horno.—¡te mataré, todo esto es tu culpa!

Alzó los hombros despreocupado.

—Solo tenemos que pedir comida y ya...

•••

Bonus: Steve lo mato con un sartén :v

✨AllxSteve✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora