Dioses antiguos

317 38 87
                                    

En la ciudad de México había una guerra apocalíptica dónde miles estaban muriendo, los soldados eran llevados allí desde toda la Unión Latinoamericana, ya fuera en barco, por tren o en camiones los refuerzos eran llevado al corazón de México para impedir que su capital cayera en manos de los Aliados y los seres sobrenaturales.

Los cielos eran un campo de batalla mortal dónde los aviones a diario tenían que ser reparados o sustituidos por nuevos debido al intenso daño que recibían por parte de sus enemigos que parecían imparables en su avance sobre el país azteca.

En tierra era una carnicería entre hombres, no solamente eran disparos los que mataban a las personas, la ciudad debido a su acelerado crecimiento era un laberinto de calles y túneles, dónde los soldados mexicanos que habían crecido se ocultaban para salir y emboscar a sus enemigos.

La guerra ya no solo llevaba a los soldados con armas de fuego convencionales, trampas con granadas de mano, lanza llamas e incluso machetes eran las partes del equipo promedio de un soldado de la Unión.

Las reglas de la guerra ya no existían, solamente es un hombre que trata de sobrevivir matando a lo que tiene enfrente, cada día que pasaba veían como sus compañeros caían por una u otra causa, los veteranos sobrevivirán más tiempo por su experiencia y trataban de que sus nuevos compañeros vivieran para ver otro día.

Fragmento del diario del soldado francés

Llevamos meses en México y no pudimos avanzar más de una milla por semana, cada paso que damos da lugar a un encuentro violento con soldados de la Unión Latinoamericana, no se rinden nunca y en varias ocasiones tuvimos que matarlos a todos ya que no se rindieron cuando se les daba la oportunidad.

Me han mandado desde la parte más sur donde tuve que luchar en la selva hasta este paraje desolado que llaman ciudad de México, en todos lados es lo mismo, los soldados parecen fanáticos, arrojándose a la carga y matando todo lo que está frente a ellos.

Los francotirador están ocultos por todos lados, nunca sabes cuándo serás el siguiente y eso te mantiene despierto todo el tiempo, mi mejor amigo fue alcanzado por una bala dos horas antes de escribir esto y murió unos minutos después mientras lo arrastraba por la trinchera hasta los servicios médicos.

Estás personas son salvajes como los que encuentras en África, conforme parte de las fuerzas expedicionarias en África y más de una vez miraba como trataban a sus prisioneros los aborígenes, pero q diferencia de ellos los mexicanos tienen una extraña costumbre.

Capturan a quien se rinde y hasta ahora parece que nadie está sufriendo más de lo necesario, pero cuando te encuentras con ellos en el campo de batalla te matan a machetazos si estás lo suficientemente cerca y a veces dejan los cuerpos a la intemperie para crear caminos de muertos.

Fin del fragmento

Ese día era el número 128 de la batalla en la ciudad de México, el general Zaragoza llevaba todo ese tiempo asegurándose de que las partes vitales de la ciudad no fueran alcanzadas por el enemigo que por ahora era imposible de detener debido al apoyo de los angeles.

El general estaba en su oficina leyendo reportes cuando escuchó pasos acercándose a dónde estaba seguidos de varios gritos, por instinto llevó su mano a la pistola que tenía en el cinturón y cuando la puerta fue abierta apunto su arma al intruso.

Pero cuándo vio al responsable de esto se quedó sorprendido de ver a Ignacio de nuevo, la última vez que supo de él fue en la convención del Eje en Estambul y desde entonces solamente había sabido que participó en batallas por todas partes del mundo.

Ignacio: hola viejo, tiempo sin vernos las caras —Se acercó al general pero este seguía apuntando su arma ya que no confíaba en nadie, sobre todo por enfrentar enemigos que podrían jugar con sus mentes—

Guerra Sobrenatural: DxD, Youjo Senki Y MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora