Consuelo ~ Osakage

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Advertencia: Contiene contenido adulto

Eran las 10 de la noche y Osamu debía de terminar de limpiar el restaurante antes de irse, se maldijo la hora en que decidió despedir al chico anterior que le hacía el aseo, aunque ese chico sólo dejaba todo peor y no hacía las cosas como le gustaban a él.

Osamu tomó un trapo y empezó a limpiar la barra del mostrador cuando escuchó que la campana de la puerta sonó y miró confundido hacia la figura que había entrado.

-¿Kageyama?- preguntó Osamu desconcertado.

Kageyama le dió una pequeña sonrisa a Osamu y al mirar su alrededor notó el error que cometió al entrar al local.

-Lo siento Osamu, pensé que seguía abierto- se disculpó Kageyama apenado.

Osamu miró con atención a Kageyama y notó que sus ojos estaban cristalinos, haciendo juego con su nariz y sus mejilla enrojecida.
Kageyama había llorado, pensó.
Dicho pensamiento le hizo sentir pena por el otro y le otorgó una sonrisa reconfortante.

-No, es mi culpa, olvidé colocar el letrero de cerrado.

Osamu caminó hasta Kageyama y le dió una palmada suave en la espalda.

-¿Quieres que te prepare un Onigiri de curry, Kageyama?

Los ojos azules de Kageyama brillaron con emoción a diferencia del brillo cristalino que le daba su tristeza, Osamu sonrió al notar ese cambio.

-¿Pero qué no acabas de cerrar? No quisiera molestar, ya debes estar cansado, puedo ir a ot-

-Insisto, aún tengo energía para algunos onigiris, además yo también debo cenar- interrumpió Osamu a Kageyama que se limitó a asentir con una sonrisa pequeña.

Osamu fué hasta la cocina para preparar un par de onigiris de curry, para su suerte sobraron suficientes ingredientes para ellos evitándole hacer aún más trabajo.
Después de unos minutos Osamu salió de la cocina encontrándose a Kageyama mirando al ventanal, específicamente mirando al cielo.

Osamu no pudo evitar quedarse quieto unos segundos admirando semejante escena digna de una obra de arte, cualquier pintor podría ver a Kageyama en este momento y dedicarle el más bello cuadro jamás creado sólo porque él aparece allí.

Osamu recobró su consciencia y se acercó a la mesa con un par de onigiris para ambos.

-Aquí tienes Kageyama, espero sean de tu agrado.

Osamu se sentó frente a Kageyama tomando un Onigiri para él mismo.

-Siempre serán de mi agrado, Osamu- respondió Kageyama con un leve tono divertido que hizo sonreír a Osamu.

Ambos comieron un momento en silencio, era cómodo para ambos el sólo comer callados sin necesidad de trivialidades, pero a Osamu aún le preocupaba el hecho de que Kageyama llegara con esos ojos cristalinos y su cara roja que daban indicios de llanto.
Puede que Osamu se estuviera metiendo más de la cuenta y Kageyama no quisiera hablar con él, sobre todo porque ambos sólo son amigos que si bien no son los más unidos tampoco son los más distantes, pero cualquiera en su lugar trataría de averiguar qué sucedió y darle el confort que necesitaba.

Osamu aclaró su garganta después de acabar con su Onigiri y miró a Kageyama serio.

-Kageyama, perdona si soy muy entrometido pero ¿Pasó algo?

El rostro de Kageyama se volvió inexpresivo, donde antes había una pequeña sonrisa que disfrutaba de su comida ahora era reemplazada por unos labios que evitaban hacer una mueca.
Los ojos de Kageyama se cerraron evitando derramar una lágrima y su respiración se empezó a agitar.

Kageyama's Harem (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora