⚠️Dilf Alert⚠️ ~ Atsukage

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¿Quieren saber cuál es la mejor parte de trabajar como entrenador de fútbol para niños?
Puedes coquetear con todas las mamas que sus maridos no las complacen o con los papás que quieren explorar su sexualidad.
Tampoco estaban de más los recién divorciados que por despecho invitaban al entrenador a una "cena casual" que terminaba hasta el amanecer con gritos de su nombre.
Pero había algo que a este entrenador le parecía muy interesante, un padre que le parecía sublime a sus ojos y era diferente al resto de padres con los que había tenido algo.

Este era un viudo.

~

Miya Atsumu llegó a su hora habitual aquel sábado por la mañana para entrenar a los niños de las tantas madres que suspiraban por él y los padres que ocultaban su atracción por su físico.

Atsumu se sentía orgulloso de poder tener a todos esos padres a sus pies, al principio si bien el trabajo le parecía bueno ya que a él se le facilitaba mucho convivir con niños y enseñarles el deporte que tanto le gustaba, no pensó que beneficios le iba traer a su vida sexual aquel trabajo tan inocente a la vista de muchos.

El entrenador Miya llegó a la cancha de césped ubicada cerca de una privada donde aquellos padres adinerados llevaban a sus hijos a entrenar, Atsumu los recibió a todos con una sonrisa y mandó a los niños a calentar mientras el coqueteaba con cualquier padre que se le cruzaba en el camino, ahí fué dónde posó sus ojos en aquel papá que no había visto antes.

Un hombre de 28 años a lo mucho, de tez blanca ligeramente bronceada acompañada de una cabellera negra que juraría que tiene tonos azulados frente al sol de aquella mañana, un rostro esculpidos por ángeles celestiales que también tomaron mucho tiempo moldeando aquel cuerpo digno de escultura de mármol, pero lo que más llamó su atención eran aquellos ojos azules como los zafiros más preciados del mundo siendo resguardados por unas pestañas tan suaves como plumaje de cisne.

Atsumu estaba tan encantado con aquel padre que dejó de darle atención a su club de admiradores para acercarse al azabache que venía al campo.

El entrenador después de dar unos pasos pudo divisar al pequeño niño que traía consigo, un infante de unos 6 años calcularía él de cabellos rizados castaños con tonos miel, una piel bronceada más morena que la de su padre con una cara adorable dónde resaltaban unos ojos esmeraldas que hacían par a los zafiros de su padre.

Eran una familia realmente bella, si así lucen ellos la pareja del azabache debía ser igual de perfecta a ellos, digna de un retrato de la realeza.

Atsumu llegó a aquel par soltando una sonrisa dulce junto con ojos coquetos.

-Buenos días, Miya Atsumu a su servicio, soy el entrenador- se presentó el rubio tendiendo su mano.

El azabache tomo la mano y le sonrió de vuelta al otro.

-Kageyama Tobio, es un placer- Kageyama soltó la mano de Atsumu para tomar la mano de su hijo- este es Kageyama Aiko.

Aiko se ocultó detrás de su padre sólo asomando parte de su rostro para ver a Atsumu.

Atsumu sintió ternura al ver dicha escena del pequeño, acercándose sólo un poco para extenderle su mano.

-Es un placer Aiko, tienes ojos lindos como los de tú padre- tanto el niño como el padre se sonrojaron y Aiko tomó la mano de Atsumu para estrecharla.

-Un gusto- murmuró Aiko para después tomar la mano de su padre.

-Sí desean pueden ver la clase de hoy para ver si les gusta- sugirió Atsumu ahora mirando a Kageyama.

Kageyama's Harem (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora