Para cuando comenzó a quitarme la ropa, mis extremidades no tenían la fuerza para luchar, todo lo que mi cuerpo era capaz de hacer es mover los ojos y derramar lágrimas mientras Aiden me quitaba el horrible vestido, los tacones, las bragas y el sujetador, dejándome completamente expuesta y desnuda, totalmente a su merced.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan callada? Parecías tener muchas ganas de hablar antes.
Sujetó mi rostro, no me miraba como una persona normal, moviendo sus ojos rápidamente de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha, apreciando su "Obra de arte" esta atrocidad permitida por mi padre.
Que enfermo y retorcido es todo esto.
— ¿Qué? ¿No me dirás nada? —Moviendo mi rostro hacia los lados— ¿Qué dices? ¿Quieres tener la boca ocupada?
Sonrió con malicia, desabrochando sus pantalones.
"No por favor..."
"Alguien deténgalo..."
"Cualquier persona... alguien..."
Mi miedo se hizo realidad cuando metió dos dedos en mi boca, acariciando mi lengua con estos, observándome lascivo mientras se masturbaba ¿Cómo podía disfrutarlo? Si pudiera mover alguna parte de mi cuerpo, si pudiera al menos mover la boca, lo mordería.
Ya estando duro y preparado, se acercó a mi rostro, sujetó mi boca con su pulgar y metió su asquerosa verga, sujetando mis cabellos para clavarse en lo más profundo de mi garganta, no estaba segura si las arcadas eran por lo profundo o por el asco que me producía tenerlo cerca, cada vez que sentía asco y producía algún tipo de sonido, me daba una cachetada en la mejilla y seguía arremetiendo sin compasión alguna hasta correrse en mi boca, esparciendo lo que escurrió de su asquerosa semilla por mi rostro.
— ¿Qué no estás satisfecha? Tranquila, te voy a dar lo que tú quieres — acercándose a mi oreja— La puta esa que te delató, dijo que eras una zorra — mordiendo con fuerza— Voy a comprobar eso ahora.
Viendo la sangre escurriendo de su boca, supongo que me mordió con la suficiente fuerza como para lastimarme.
A estas alturas no me importa nada.
Preferiría que me mate ahora mismo a tener que vivir el mismo infierno por el resto de mi vida.
Yo no quiero vivir así.
Como si mi cuerpo no fuera nada, me volteó y colocó tres almohadas para levantar mi trasero, mis piernas eran inútiles, era una muñeca en estos momentos, pero sí sentí cuando me penetró, me sentía tan sucia y denigrada. Por primera vez sentía culpabilidad y asco por tener sexo con alguien, una practica que debería ser consensuada y llena de disfrute por parte de ambas personas.
— Al parecer esa mujer tiene razón, eres una puta zorra — golpeando mi trasero con su mano, apretándolo con fuerza... me dolía...— Tienes marcas de chupones por todas partes ¿Quién demonios se atrevió a tocar algo que es mío? — jalando de mi cabello para levantarme, sujetó mi rostro con fuerza, demasiada fuerza, obligándome a mirarlo— Eres mía, mi puta y yo decido cómo usarte, cuando follarte, y a quien ofrecerle tus servicios, yo decido todo lo que pasa contigo ¡¿Está claro?!
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A dos pasos de ti
ChickLitSi yo les contara todo lo que viví para llegar aquí, es de no creer. La cagaré en más de una ocasión, de que lloro, pues sí, de que hago llorar, pues también, pero risas no van a faltar, eso lo aseguro. ¿Qué resultará del romance entre un prostituto...