Capítulo 42 "Por fin"

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Llegó el tan esperado día

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Llegó el tan esperado día.

Estaba en mi cuarto, con el vestido ya puesto, las chicas terminaban mi maquillaje y levantaban mi cabello en un organizado moño, con dos hebras de cabello en el frente, ondulados, también un par de ondas cayendo desde el moño en la parte más alta, para lucir menos... sólo menos, quería lucir feliz y natural, quería que me vieran como era yo en realidad.

— ¡Llegué a tiempo! Llegué a tiempo.

Dijo mi abuela, acercándose al tocador con una bonita caja de terciopelo entre las manos.

— ¡Abuela! ¡Sí viniste!

Intentando no moverme demasiado para no entorpecer el trabajo de las manicuristas.

— Por supuesto que vine, cielo — besando mi mejilla— Mi nieta se casa por decisión propia, es un acontecimiento que debo presenciar por mis propios ojos. Y se casa con un chiquillo excepcional, debo decir. Él sí me agrada.

Observándome a través del espejo con emoción.

— Sí... — sonriendo con nerviosismo— Smile es grandioso abuela, estoy muy nerviosa, quiero que todo salga perfecto.

— Así será cielo, porque cuando las cosas se planean con dedicación y amor, las cosas salen bien.

Abriendo la cajita que lleva entre las manos, mostrándome una bonita peineta nupcial, con diamantes transparentes y azules, también bonitas flores blancas puestas por aquí y por allá, simulando un bello camino de hojas y flores.

Abriendo la cajita que lleva entre las manos, mostrándome una bonita peineta nupcial, con diamantes transparentes y azules, también bonitas flores blancas puestas por aquí y por allá, simulando un bello camino de hojas y flores

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— Ya sabes lo que dicen, cielo, para las bodas, es bueno usar algo nuevo, algo viejo y algo azul. — colocándolo delicadamente en el lugar dónde mi moño y mi cabeza se juntan— Lo nuevo son los diamantes, lo viejo es el resto de la peineta nupcial, y elegí estos diamantes azules porque quiero que tu futuro esté lleno de felicidad — apoyando sus manos en mis hombros— esta peineta era mía, la usé el día de mi boda, fui la mujer más feliz de todas, y ahora mi amor, será tuya.

Quise levantar mis manos para posarlas sobre las de mi abuela, pero ambas manicuristas negaron con rapidez.

"Aún no terminamos" dijeron.

A dos pasos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora