Frases y cosas de un chico Yandere #2 (PEDIDOS CERRADOS)

Yandere ¡Hombre Lobo! x ¡Campesina! Reader:

*Narra ____*

--¿Quién anda ahí?-- Me había regresado del mercado dónde vendía mis víveres recién cosechados pero para mi desgracia me alcanzó la noche y escuché algo moverse entre los arbustos.

--Que raro-- Esto me pasa desde niña. Siempre veía por las noches a un par de ojos dorados a través de mi ventana, pero observándome específicamente a mi, y cuando se lo comenté a mis padres...

"Más te vale nunca acercarte ni a esos ojos ni al límite de las tres montañas después del pueblo" Era lo que siempre me respondían hasta que me volví cazadora.

Preparé mi ballesta y mis flechas mientras caminaba lento y agudizaba mis oídos, a la espera de cualquier cosa.

--Sé que estás ahí, sal que quiero verte-- Apuntaba a todas partes hasta que escuché una ramita romperse en un arbusto detrás mía, así que disparé en cuanto me giré hacia esa dirección.

--¡Auch!-- Escuché una voz masculina tras esos arbustos, así que guardé mi ballesta y mis flechas y saqué un largo machete.

--Agh... creí que secuestrarte sería más fácil-- Dijo esa voz, parecía la de un hombre joven ahora que la escucho mejor.

--Mierda-- Maldije al ver a un chico de pelo marrón, piel pálida, ojos de su mismo color de cuero y vistiendo únicamente pantalones, botas y hasta capas de pieles de animales. Parecía tener músculos y cicatrices.

--¿Por qué diablos querías secuestrarme? No tengo toda la noche-- Se podía ver que era sarcasmo y en eso puedo ver que sus ojos eran... ¿los mismos que me vigilaban? Si, exacto, esos mismos.

--Porque eres mía-- Se puso de pie aún con su herida y yo me eché para atrás por mi seguridad, y si, estaba en lo cierto en que era bastante alto.

--No sé ni quién diablos eres-- Estaba lista para atacar o para huir en cualquier momento.

--Pero yo si, y mucho-- Se acerca hacia mi despacio y yo más camino hacia atrás, cambiando rápidamente mi machete por mi ballesta con flechas listas para ser disparadas aunque... ¿debería ayudarle? 

--¿Me has estado espiando? ¿Qué eres? ¿un hombre lobo rastreando mi olor?-- Él se guiaba hacia mi con dificultad por su herida, a lo que él asiente y le propongo algo.

--Si claro, escucha, solo sanaré tu herida porque estoy cansada y no estoy para buscar problemas-- Saqué la flecha con cuidado para luego pasar mis pomadas y luego vendar su brazo y en eso, ¿huele mi mano? si, pero la aparté de inmediato y me fui corriendo hacia mi cabaña, cerrando todo con seguro.

Desde ese día él ha estado acompañándome de  ida y vuelta hacia el pueblo dónde vendo algunas de mis cosas cosechadas o cazadas, hasta tela que hago luego de esquilar o quitarle  la lana a las ovejas a pesar de que le he dicho que no, pero él sigue insistiendo y la verdad es que incluso yo misma he tratado de evadirlo durante mi tiempo en casa y el trabajo.