Kyungsoo acaba de cumplir 18 años y estudia en una preparatoria privada, un adolescente de clase media vanidoso, fiestero y dueño del mundo.
Era la mañana del 31 de agosto, el cabello negro, la camiseta blanca y los pantalones negro con tenis blancos del uniforme, Kyungsoo suele pasar por sus amigos en el auto rojo que le regalaron sus padres, pero hoy debe exponer en la primera clase y prefiere marcharse solo, consiente de que la ciudad se transforma en un campo de batalla en donde millones de autos se rebasan y amontonan en filas interminables.
El aire fresco golpea su rostro cuando sale al patio, arroja su mochila en el asiento del copiloto, toma su lugar frente al volante y enciende el motor.
Poco antes de llegar a la esquina de la cafetería en donde suele comer con sus amigos, un auto blanco se detiene frente a él.
Kyungsoo supone que el conductor ha sufrido una avería y frena en seco; por el retrovisor se percata de una camioneta negra bloquea el paso a sus espaldas, el susto apenas le permite distinguir a los tres enmascarados que descienden del automóvil, uno de ellos estrella la ventana de su lado izquierdo le grita que no se mueva y lo amenaza con una pistola, en tanto el otro le obliga a pasarse al asiento de atrás, y se acomoda al volante, el tercer sujeto aborda la camioneta negra.
Kyungsoo se da cuenta que el primero es el jefe de la banda, pues los demás obedecen a sus intrucciones, cuando el auto blanco,arranca el jefe se pasa atrás con el, le ordena quedarse callado la obliga a ocultar la cabeza en el asiento frente a el.
Mientras el auto blanco avanza, uno de sus captores le cubre la cabeza con un saco, lo obliga a bajar y lo trepa en la camioneta, una vez ahí los tres vehículos se ponen en marcha juntos.
Asfixiado por el saco, se le ocurre balbucir, esta apunto de sufrir un ataque, los secuestradores se lo quitan y le preguntan si necesita alguna medicina.
-Me dan miedo las armas-
Se justifica fingiendo que se ahoga-No te preocupes las vamos a guardar-
Dicta el jefe guardando pistolas debajo del asiento.No será la primera vez que Kyungsoo se valga de su astucia para obtener concesiones de sus secuestradores.
Al cabo de diez minutos la camioneta se para y kyungsoo puede escuchar el rechinido de un portón metálico para que después se estacionen en el interior.
El jefe lo carga en su hombro y le introduce en un cuarto, lo deposita en una incomoda silla de madera.
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Aguja en un pajar
Hayran KurguLa mañana del 15 de diciembre un noticiero transmitió el arresto de un peligroso secuestrador. Todo era muy extraño, ante las irregularidades del caso y la negación del secuestrado a declarar en contra de quien lo privó se su libertad Es la adapta...