Luna Oculta

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-Perdóname amor.- dice un castaño de ojos borgoña.- Te amo.- se acerca para acariciar su mejilla pero el contrario golpea su mano.

-Te odio Kuran.- dijo con asco.- Me das asco. Si esto no fuera un sueño ya te hubiese matado.

 Si esto no fuera un sueño ya te hubiese matado

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...Con Zero y Asami...

El de cabellos azabache y ojos dorados observaba con ternura y casi hipnotizando al chico a su lado.

Ya había amanecido y como era su costumbre ya estaba despierto mirando el rostro del chico que había robado su corazón.

Se vió a sí mismo tentado a acariciar su rostro hasta que lo vió frunciendo el ceño en u a clara molestia.

-Te odio Kuran.- lo escuchó murmurar entre sueños.

Esa afirmación por parte del alvino solo logró mejorar aún más su mañana y colocar en su rostro una sonrisa ladina y confiada.

-Qué es tan gracioso?- escuchó.

Se sorprendió al notar que el chico a su lado había despertado.

-Nada.- contestó.- Buen día.

-Buen día.

El chico se levanta hasta quedar sentado en la cama.

-Por qué no estoy con Yori?- pregunto el alvino.

-Porque te quedaste dormido en el sofá y te tuve que traer aquí.

-Gracias.- dijo.- Ya amaneció?

-Si.- contesta para luego mirar a las ventanas que eran levemente cubiertas por las cortinas de seda color vino.-Que raro. Creí que los vampiros no despertaban de día.

El chico se dispone a salir de entre las sábanas acomodando un poco su rebelde cabello.

Para la vista del mafioso el chico era perfecto incluso recién despierto.

-La verdad no. Pero si así lo deseamos podemos vivir bajo los mismos hábitos que los humanos. Pero aún así el sol nos hace algo débiles.

Zero dió la conversación por terminada y salió de la habitación  para ir al baño de la que compartía con Yori.

Una vez en ella decide tomarse un baño y labar sus dientes.

Al terminar se dirige hacia la cocina para preparar el desayuno de todos.

Poco a poco todos despiertan por el delicioso aroma proveniente de la cocina.

Asami es el primero en llegar luego de haberse bañado y haceado tomando lugar en la mesa y siendo recibido por una tasa de café negro.

-Gracias.- dice para observar al chico mientras continúa cocinando.

-Zero.- se escucha una  voz perezosa- Tengo hambre.- se apoya en la espalda del nombrado mientras este sonríe.

En busca de mi felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora