"Sed de sangre"

Empieza el show

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No se equivocó, aquello era una verdadera tortura. Cómo era el único huésped, no podía pasar desapercibido por nadie en ese “hotel” Le vigilaban y espiaban cada movimiento que realizaba ¿Acaso les pagaban para realizar algo así? Se estremeció, todos estaban bajo el dominio del castaño. Cómo dijo Alastor a las ocho se empezó a sentir el aroma agradable del desayuno por las habitaciones. Anthony intento seguir durmiendo pero el castaño y la pelirroja se lo impidieron de todas las formas posibles. Alastor coloco música del año uno, que sonaba por toda la estancia. Niffty empezó a hacer el aseo de una forma un tanto ruidosa. El rubio se rindió y se levantó. Aún en pijama bajo hasta el comedor dónde había un plato de panqueques, una taza de leche y un pan con mermelada y mantequilla. Miro con un poco de asco todo, ya que el no estaba acostumbrado a comer por las mañanas o más bien a comer en general. Cuidaba su línea y los azúcares no estaban permitidos. Tomo un poco de leche y comió un poco de los panqueques. El resto permaneció intacto en el plato. Husk quién estaba en la cocina y debía lavar los platos, observo que el nuevo huésped no había ingerido casi nada. Tomo nota mental de aquello y se lo comunico a Alastor (regla implícita número uno: todo, absolutamente todo debe ser informado al castaño. Maniático del control y el orden)

Anthony fue hacia el baño y se dio una larga ducha. Se cuidaba bastante la piel con cremas y lociones, pero parece que al agua caliente no le parecía su rutina de baño. De un momento a otro se cortó el chorro. El rubio intento por todos los medios que esté funcionará hasta que se rindió y llamo a alguien. Llegó Niffty y entro sin pudor alguno al baño. Anthony se intento tapar con sus manos—¿Qué haces loca?—estaba furioso por la interrupción de la pelirroja.

-Tu llamaste- sonrió sin quitarle la mirada de encima.

-El agua caliente…-

-Ah, creo que Alastor no te dijo, pero tiene una duración de tan solo diez minutos para ahorrar agua. Ahora solo saldrá helada. Bueno, me retiro— se fue tan rápido como había venido. Anthony quedó desconcertado ¿El castaño además era un avaro? No podía creerlo ¿Y como iba a hacer su rutina en tan solo diez minutos? Estaba más que enojado, estaba furioso. Se terminó de bañar con agua helada, el odiaba el agua helada. Se vistió y fue al salón de clases y para su mala suerte la primera materia que le tocaba era lenguaje. Se sentó en un pupitre, colocó su cuaderno y miró hacía la ventana. El colegio no le importaba, él no pensaba entrar a la universidad de todas formas así que estaba puro perdiendo el tiempo.

-Anthony- la voz profunda de Alastor vibró por todo el salón. Al rubio no le quedó de otra que mirar hacia al frente, aunque sus ojos celeste denotaban irá contenida y aburrimiento— Estamos por empezar la clase. Abre el libro en la página quince— este obedeció. Se le había quitado todas las ganas de gastar bromas. Había sido una mañana horrenda, que le había dejado sin ganas—Este poema fue escrito por uno de los grandes poetas de la dinastía Tang en China. Se solía escribir poesía como forma de expresar las ideas y se consideraba un buen hombre o mujer si podía componer unos versos hermosos—empezó explicando.

-No me gusta la poesía, no la entiendo-

-A veces es difícil entenderla cuando no se han vivido ciertas situaciones en la vida o se es muy joven como tú. La gente solía decir que uno entiende realmente aquellos versos, cuando se enamora— Anthony cerro los ojos, no quería saber nada sobre el amor—Los nenúfares están en flor en el Gran Río y brillan, purpúreos, en el agua verdosa Su color es el mismo que el de nuestros corazones. Sus raíces se alejan. Las nuestras son inseparables— Había leído de manera magistral aquellas palabras. Cada entonación, cada acento bien dicho. Por un momento ínfimo sus miradas se conectaron. Anthony estaba poniendo atención. Era corto y de un poeta que vivió mil años antes que el, pero trasmitían tantas emociones. A su mente vinieron recuerdos que pensó olvidados, emociones que había enterrado en lo más profundo de su ser ¿Cómo un par de palabras iban a evocar tantas emociones en el?— ¿Anthony?— aquellas palabras lo sacaron de su ensoñación.