Lazos rotos II

48 3 1
                                    

Capitulo 29
Parte II


Hunter.

Había pasado alrededor de tres horas desde la ultima vez que tuve noticias de Madison; ya eran casi las cuatro de la madrugada y la angustia no me deja pensar con raciocinio. Era la cuadragésima tercera vez que trataba de marcarle, pero su teléfono saltaba al buzón directamente; como en todas las anteriores veces.

Ya había tratado por todos los medios, pero era imposible; incluso el GPS de su vehículo no arroja ningún margen de localización; y ninguna de las chicas tampoco atendieron a las inmensurables llamadas que realicé. Estaba empezando a temer lo peor.

Sentía mi respiración pesada; mis manos sudaban y el pitido agudo que decidió alojarse en la parte trasera de mi cerebro ha imposibilitado alguna decisión de utilidad. Madison es mi punto más débil y vulnerable; y en estos momentos la agonía me está consumiendo.

Mi teléfono timbra estrepitosamente logrando que, dé un sobresalto.

Atiendo sin mirar siquiera la pantalla.

—Con Hunter Miles —respondo apretándome el puente de la nariz.

—Vaya, vaya... Pero que voz tan sensual —replica una voz femenina al otro lado de la línea. Por un momento me quedo dubitativo tratando de reconocer el sonido de esa voz, pero no logro identificarla—. Madison siempre consigue los mejores partidos —se carcajea la mujer logrando tener mi completa atención.

—¿¡QUIÉN ERES Y DÓNDE ESTÁ MADISON !? —rugí a la bocina de mi móvil, haciendo que Max entrara de manera abrupta y en estado de alerta a mi oficina.

Auch... Directo al grano, me gusta esa agresividad —murmuró de manera provocadora. No hubo necesidad de hacerle algún tipo de seña a Max, cuando él ya estaba con un portátil interceptando la llamada.

—¡No pienso repetirlo! ¡Dime de una puta vez que quieres!

Hunter, Hunter —chasqueó la lengua—. Creo que no eres consciente todavía del poder que tengo sobre el destino de Madison —reprochó en tono burlón. El pánico se acrecentó en mí; sentí mi vista nublarse y el pitido agudo se intensifico insonorizando todo a mi alrededor.

—¿A que te refieres? —esta vez hablé con menos seguridad de la que quería, no podía mostrarme temeroso.

Así está mejor, siendo sumiso nos entenderemos más —manifestó con superioridad. Y eso aumento mi enojo al grado que tuve que apretar mis manos hasta que los nudillos se volvieron blancos, para poder controlar la ira que quemaba todas y cada una de mis venas.

Jamás le he permitido a nadie sentirse tan seguro de que me pudieron doblegar y esta no iba a ser la excepción, juré en mi fuero interno hacer pagar a quien quiera que sea de la peor manera por haber siquiera incomodado a Madison—. Esto es lo que haremos —habló nuevamente teniendo mi completa atención—. Quiero diez millones de dólares para devolverte a Madison sana y salvo; y para dar fe de lo que digo puedes revisar la imagen que envié a tu teléfono iniciando la llamada.

Aleje de mi oreja el auricular del teléfono móvil. Había una notificación de mensaje multimedia; y efectivamente era una foto de Madison, en ropa interior, atada y amordazada. Mi corazón empezó a latir furibundo, al grado que creí que me fracturaría la caja torácica. Sabia que no estaba mintiendo, lamentablemente ahora lo sabía.

Nuevamente retomé el curso de la llamada.

—Hecho. Te entrego el dinero y me devuelves a Madison sana y salva; pero para estar seguro necesito una videollamada para que me demuestres que Madison realmente se encuentra bien —la mujer suspiró pesadamente.

Jayden©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora