Decisiones ambiguas.

228 4 2
                                    

Capítulo 21.

Madison.

Ha transcurrido un mes desde ese día en la casa del lago; desde el día que Jayden me confesó todo, desde el día que me hablo de Emma por primera vez y de la pintura que está en la habitación principal; cuando dijo que esa era ella, no sentí celos, ni pesar, al contrario; una simpatía enorme fue la que lleno mi corazón como sentimiento hacia aquella chica de ojos café.

Las cosas entre nosotros han cambiado significativamente, estamos más compenetrados, más unidos, más juntos. De alguna u otra manera, ver dentro del alma de otra persona puede crear un vínculo afectivo completamente irrompible o al menos así lo siento yo.

Pero nuestra relación ha navegado en un rio tan cambiante, que de cierta manera me inquieta que todo a nuestro alrededor parezca haber conseguido su cauce de paz. No quiero ser pesimista pero este palpito que en cualquier momento todo se nos vendrá encima nuevamente; aplastándonos con la desdicha, la tristeza y la desconfianza no me deja estar en completa calma.

—¿En qué piensas? —susurró Jayden besando mi vientre.

—Nada importante —sonreí tensamente.

—No me mientas Pequeña —mordió suavemente el hueso de mi cadera que sobresalía.

Iba abrir la boca para responder cuando el timbre del departamento me interrumpió.

—Ya vuelvo —me levanté de un salto de la cama; pero Jayden me tomó de la muñeca atrayéndome hacia su cuerpo desnudo.

—Me daré una ducha... No te demores —mordió mi labio inferior generosamente fuerte, con muchas insinuaciones ocultas tras ese pequeño gesto.

Salí de mi habitación cerrando la puerta tras de mí; en la sala estaban Olivia, Harry, Mia, Jack, Mónica y un chico que no conocía viendo una película mientras disfrutaban de una pizza y cervezas. Ni siquiera notaron mi presencia cuando pase tras de ellos.

Abrí la puerta y ahogué un grito de sorpresa.

—¿¡Qué haces aquí!? —chillé/susurré.

Hunter me regalo una sonrisa reconfortante, sus ojos me examinaban detalladamente, deteniéndose unos minutos de más en mis piernas desnudas; ya la primavera había llegado y la temperatura cambió, permitiéndome andar en unos pantaloncillos cortos de algodón, con una camisa de tirantes como piyama. Me sentía desnuda, e intimidada con Hunter estudiándome de esa manera; posé mis manos sobre su pecho para empujarlo lejos de la puerta, un gemido involuntario se escapó de mis labios cuando sentí los músculos de sus pectorales tensarse bajo mi tacto. Cerré la puerta tras de mí, no quiera que Jayden lo viera.

—¡Hunter! Te hice una pregunta —él solo se limitaba a sonreír como un idiota.

—Solo estaba de paso por el vecindario y decidí venir a visitarte.

—¿Cómo sabias donde vivo? —se encogió de hombros—. ¡No lo puedo creer! ¿¡Realmente hiciste que me ubicaran con mis huellas!?

—Técnicamente no... Te busque en la base de datos de una de mis tiendas; así que tome tu dirección del sistema y aquí estoy —finalizo extendiendo los brazos y guiñándome un ojo.

—¿De tu tienda? —pregunte confundida.

—De una de ellas —corrigió.

—No entiendo...

—Eso no importa —sonrió cálidamente—. En fin, vine hasta acá porque quería invitarte a cenar.

—¿¡Qué!? —chillé horrorizada nuevamente.

Jayden©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora