—Necesito que cuando te diga que corras, lo hagas muy rápido y no mires atrás ¿Me escuchaste? – le digo rápidamente a la niña. Ella asiente muy rápido, está asustada, somos dos. – yo te cubriré la espalda, no te pasará nada. Alex nos estará esperando afuera de esa puerta ¿Bien? – ella vuelve a asentir, su cara demuestra demasiado sus sentimientos – a la cuenta de tres. Uno, dos, tres – ella comienza a correr mientras yo cubro con hielo en forma de escudo nuestras espaldas. Abre la puerta y en la vereda había un auto estacionado. El auto de Kate. – sube, rápido – la apuro. Cuando me aseguro de que ella está a salvo, corro en dirección donde están Mateo, Edson y Alex, me agacho junto a ellos esperando para atacar.
Actualidad:
Sophie y yo dormimos como una hora más y después nos aburrimos, así que encontramos unas cartas en el cajón del velador y ahora estamos sentadas en la cama jugando. La luz comienza a parpadear hasta que finalmente se apaga.
Suelto un suspiro.
— Quédate aquí. – le digo a Soph y ella asiente.
Mis ojos se acostumbran a la oscuridad, probablemente ya se encuentran azules. Tomo una silla que había en una esquina y voy al baño a buscar una ampolleta. ¿Qué hace una ampolleta en el baño? No lo sé... misterios con Alison Muñoz. Llego al centro de la habitación y coloco la silla en posición para subirme y sacar la ampolleta mala y cambiarla por la buena, pero no sé si la habitación es muy alta o yo soy muy baja. Esto cuesta mucho.
—¿Aprendiendo a colocar una ampolleta? Interesante. – una voz masculina se hace presente en la habitación.
—¿Y tú eres? – su voz se me hacía conocida.
— Agente García, pero mejor dime Mateo. Me mandaron a ver que todo estuviera en orden y me fijé que eres muy enana ¿Te ayudo? – miro por un segundo a Soph que se veía algo incomoda con el chico que estaba en la habitación.
—El techo es muy alto. – Le lanzo la ampolleta para que la atrape y me bajo de la silla, colocándome delante de Soph, para que se sienta protegida.
Entra a la habitación y corre la silla, sin usarla saca la ampolleta mala y coloca la buena, sin esfuerzo. Toda la habitación se iluminó.
— Bonitos ojos. Café y azules. – aclara y me sonríe. No quería ponerme roja, pero la vida es injusta. – además confirmo que eres muy enana. – me saco mis guantes sin que se dé cuenta. Se acerca a mí y extiende su mano para que la tome. Le sonrío y a unos centímetros de tocar su mano... - ¡Auch, sácame esto! – se queja moviendo su mano congelada.
— Oh, agente García, pensé que usted podría sobrevivir a esto. – digo con sarcasmo y escucho una risita detrás mío. Soph se ríe. - ¿Merece que le quite el hielo?
—No. – dice ella alargando la vocal.
—Por favor Alison, no le diré a nadie sobre esto, está comenzando a quemar. – dice con una mueca de dolor.
—Está bien. – dejo que el hielo vuelva a mí, mientras que su cara cambia a una relajada. En menos de un segundo su mano está libre. – que sea la última vez que te burles de mí, Mateo. – le advierto.
— Okey, okey. El agente Martínez me envió para venir a buscarlas para tomar desayuno. – Sophie al oír la última palabra, se levantó muy rápido de la cama y se colocó sus zapatos.
Nosotras ya nos habíamos bañado y cambiado ropa al despertarnos. Me coloco mis guantes y Soph me toma de la mano.
—Vamos, muero de hambre.
Comenzamos a caminar detrás de él, siguiéndolo. Pensé que iríamos por el mismo camino por el que llegamos a las habitaciones, pero no. Entramos por otros pasillos. Esto es como un laberinto. Llegamos a un comedor grande lleno de agentes, algunos comiendo en las mesas y otros sacando comida de una larga mesa.
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El Puente [#1 Estructuras]
Science Fiction¿Quién dijo que una gota de agua puede ser inofensiva? ¿Quién dijo que la lluvia no le hace mal a nadie? Para mí, la lluvia es como la kryptonita para Superman. Mi debilidad, la cosa que me hace vulnerable y frágil frente a los ojos del enemigo. ...