-—Agente Muñoz, necesito hablar con usted. - la agente Gonzales aparece interrumpiendo la soledad de mi habitación. Me siento en la cama y le indico que pase y que se siente frente a mi.
— ¿Qué sucede?
— Quería hablar contigo sobre los recuerdos que ves.
— Bella, te recuperaste hace poco de la última vez. No quiero ser responsable de otro decaimiento. - intento que comprenda.
Me levanto a tomar los guantes que estaban en el baño y ella se levanta antes de que alcanzara la puerta y toma mis manos, llevando la izquierda a su frente.
—Isabella, la vida te traerá muchas sorpresas... a todos nos trae sorpresas. Crea tu historia, vive tu vida y si quieres recordarme encontrarás la manera. Eres inteligente, eres mi hija.
—¿Por qué tengo que olvidarte?
—Porque es necesario para seguir.
—Me está dando señales. - dice ella y se desestabiliza por un momento. Casi cae, pero logro afirmarla con la ropa de por medio.
—Te dije que sería mala idea. - le reclamo y la acuesto en mi cama.
—Tranquila, traje un paracetamol. - saca una pastilla del bolsillo y se la echa en la boca bebiendo el agua que estaba en mi velador. Toma su celular y marca un número. - necesito que busques a una mujer entre los cuarenta y cincuenta años. - escucha al otro lado como le preguntan algo. - Pelo castaño claro y ojos cafés. - se enoja. - Se que hay más de mil mujeres así en Chile, pero necesito encontrar a una sola. No le digas a nadie, es clasificado. - cuelga y guarda el celular.
Veo que empieza a cerrar los ojos y me asusto. Corro al baño y me coloco mis guantes para ir a tomar las pulsaciones de la chica. Coloco mis dedos en su cuello como Alex me había dicho la última vez.
—No estoy muerta. – dice ella aún con los ojos cerrados. Se sienta en la cama y me sonríe. – estoy mejor y valió la pena. – se levanta y camina a la puerta. – ¿Quieres acompañarme a encontrar a mi mamá? - asiento y me coloco mis zapatillas yendo detrás de ella.
Avanzamos por los blancos pasillos hasta un salón lleno de oficinas. Aproximadamente había unos quince agentes y todos paran con sus cosas al vernos. Nos dedican un saludo y continúan con los suyo. Caminamos hasta el final del lugar a una oficina más privada. Allí se encontraba un agente con lentes y el ceño fruncido mientras miraba y tecleaba algo en su computador.
—Alison, él es Dante. Es como mi mano derecha. - le sonrío y el hace lo mismo. Tiene el pelo y los ojos cafés. - ¿Encontraste algo?
—Si, pero tendrás que ver el rostro de aproximadamente cinco mil mujeres. - ella se coloca la mano bajo el mentón, pensando.
—Busca a mujeres con el apellido Contreras. - Dante empieza a escribir en el PC, da enter y aparece una lista de cincuenta mujeres.
Saca al chico de la silla y ella se sienta a ver la lista. Dante se coloca a mi lado, mientras vemos a Isabella mover el mouse con el ceño fruncido y la lengua afuera. De repente se para y cubre su rostro alejándose de nosotros. Nos acercamos al computador para ver qué es lo que encontró:
"Isabella Contreras Torres. Cuarenta años. Estado: desaparecida desde el 2015. Sin rastro. Búsqueda: cancelada."
— ¿Y si se cambió el nombre o algo así? - pregunto intentando levantar esperanzas. - tal vez pueden hacer un rastreo con tu rostro, por las facciones parecidas.
—Eso demora demasiado. - la chica me corta.
—Pero puedes hacerlo, no perderás nada sin intentarlo. - le reclamo.
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El Puente [#1 Estructuras]
Science Fiction¿Quién dijo que una gota de agua puede ser inofensiva? ¿Quién dijo que la lluvia no le hace mal a nadie? Para mí, la lluvia es como la kryptonita para Superman. Mi debilidad, la cosa que me hace vulnerable y frágil frente a los ojos del enemigo. ...