Su mente no lograba comprender nada, ¿Cómo sucedían las cosas realmente?
Agarró el manjar y se encaminó a la habitación de su pareja, pero en su camino se topó con Argentina, quien tenía en sus manos algunos papeles.
— ¿A dónde vas? — Habló aquel chico de tes blanca, mirando fijamente a su hermano con calma.
México se dió la vuelta y levantó el frasco con obviedad.
— Al cuarto de Perú, se le antojó manjar... — Bajó su mirada a las manos del menor, frunciendo levemente su ceño. — ¿De qué son los papeles?
Argentina levantó los papeles, y respondió con una sonrisa.
— ¿Por qué estás tratando sus antojos? ¿No debería hacerlo alguna sirvienta? — El moreno alzó una ceja confundido. — Digo... ¿Desde cuándo tratas con cariño al Omega?
Aquel comentario provocó disgusto en el mayor, sin embargo sólo se quedó en su lugar, mirando a los ojos de su hermano.
— Desde siempre, es mi pareja, y es quien está portando a mi hijo...
— Entonces, ¿Estás diciendo que las violaciones, humilladas, golpes y desprecios nunca existieron? ¿O es que sufres de un transtorno de personalidad y ese fue el que golpeó y manipuló a tu tan preciado esposo? — La sonrisa burlona de Argentina se agrandó al ver como México poco a poco perdía la paciencia por su comentario, pero, todo lo que decía era verdad.
¿Acaso Perú ahora era útil por estar embarazado?
— Deja de decir puras pendejadas, Argentina, y céntrate en seguir el pinche papeleo si no quieres que termine deshaciéndome de ti como con tu hijo... — Su sonrisa se borró al momento de escuchar aquello, una mierda.
— No menciones a mi hijo en esto, tú maldita escoria humana, sólo te crees la gran cosa porque eres un Alfa... — México soltó una risa fingida, alzando los hombros mientras sonreía.
— Oh, vaya... Bueno, no es mi problema que tú seas tan inservible que padre te puso de sirviente... ¿O si? — No comentó al respecto, simplemente se dió la vuelta y caminó sin decir nada, aquello le agradó al mexicano. — También dile a las cocineras que preparen la cena... ¡Oh! Y preparaba el baño, sirviente...
Ojalá pudiera empujarlo de la puta ventana, deseaba con tanta fuerza que México se muriera de una jodida vez, estaba harto de él.
Esa cosa inhumana seguía vivo, y por su culpa su vida era una completa mierda.
— México, no sonrías tanto...
Ojalá pudiera estrujar su cuello...
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Subió las escaleras, escuchando el resonar de los tacones que poseían sus botas, con cada paso que daba un ¡Clap! Se daba.
Entró en la habitación con una sonrisa y rápidamente se lanzó a la cama, en donde estaba durmiendo tan tranquilamente su querido amor.
— ¡Ya volví cariño! — Exclamó alegremente el rubio, aplastando a su pareja, quien soltaba pequeños quejidos por el peso de aquel Omega.
— Ucrania... Quítate... — Habló débilmente saliendo de las sábanas con molestia, el mencionado soltó una suave risa y se sentó en la cama, abrazando su pareja para darle un beso en los labios.
— ¡Hola querido! — Canadá soltó un bostezo, acariciando su mejilla somnoliento, su prometido lo había despertado de su sueño, sin embargo, estaba feliz de ver a aquel niño que alegraba su vida y con los ojos entrecerrados lo veía.
— Hola honey... — Rodeó la cintura del menor hundiendo su cabeza en el hueco de su cuello, dejando un beso en la piel blanquecina de su amante. — ¿Cómo... Estás...?
Susurró mientras cerraba completamente los ojos, acomodándose en los brazos de aquel ucraniano, quien volvió a soltar una risilla.
— Uhm... Pues bien... ¿Y tú mi niño? — Subió su mano hasta la cabeza del pelirrojo, acariciando su cabellera delicadamente y enredando sus dedos en las hebras.
— ... Tengo sueño... — Sonrió dulcemente, y tras separarse para darle un beso, se quitó las botas, metiéndose entre las sábanas y enredándose en el cuerpo de aquel canadiense. — Mgh... Te extrañé...
Ucrania subió su cabeza, mirando el rostro del Alfa, quien estaba a punto de dormirse, eso hizo que sonriera nuevamente, como amaba a aquel chico tan precioso.
Acarició sus mejillas, delineando cada facción lenta y delicadamente, analizando la belleza de su prometido.
Oh, Dios, se sentía tan afortunado de tener a Canadá como pareja, lo amaba tanto, estaba loco por él, adoraba cada cosa de él, incluso aquella mala manía de fumar por estrés.
Besó sus labios una última vez antes de acurrucarse en su pecho, y en respuesta su compañero lo abrazó más fuerte.
— Yo también... — Susurró antes de cerrar los ojos, escuchando claramente los latidos calmados que daba su corazón. — Te amo mucho Canadá...
El mencionado abrió los ojos, bajando la cabeza para ver a su pareja acurrucado en sus brazos. Sonrió, y con cariño dejó un beso en su cabeza, acariciando la espalda del ucraniano.
— Yo también te amo Ucrania... Duerme bien mi niño...
Sin duda, aquella era una pareja envidiable, la más armoniosa, cariñosa, y por sobre todo, verdadera, de aquella guerra entre poder y dinero.
Y aunque quizás su unión había sido forzado, se amaron con el pasar de los días y de los meses... Sin darse cuenta, estaban agradecidos de aquel compromiso arreglado.
Canadá amaba a Ucrania y Ucrania amaba a Canadá.
Fué el error más maravilloso de la vida misma...
﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏
Ay no sé, amo mucho este ship sjfbwnjfja
JAJSJAJJSJA
SON RE PRECIOSOS, ¿VA?
LA ACTITUD CALMADA DE UCRANIA Y LA ACTITUD PERVERSA DE CANADÁ SE COMPLEMENTAN FNCNDNJXJS
Si no les gusta el ship, ¿Qué hacemos? Nada, porque es mi historia, MIS SHIP
JAJSJAJSJA, no ya, siendo sensatas XD
Si no les gusta el ship, pues lo siento, pero a mí me gusta y pues... Eso;;; lo siento wbfnwjfjaj
Igualmente, planeaba poner como que Bolivia y Alemania, pero en realidad es un ship tóxico en esta historia, eso se verá más adelante ya que sólo había dicho que ambos estaban casados y con un hijo.
En fin, ¿Cómo están? ¿Bien? ¿Si?
Yo estoy perdiendo las ganas de vivir con cada día JAJAJAJA...
Ni modo, espero que estén bien y que les haya gustado el cap, nos vemos pronto, bays <3
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𝐔𝐧𝐥𝐨𝐯𝐞𝐝 - 𝘔𝘦𝘹𝘪𝘳𝘶
RandomPorque a pesar de todo, mi corazón no sabe como apaciguar este mal de amor... Un Omega es eso... Un Omega... Y los Alfas son los que dominan a pesar de todo, somos sólo... Un accesorio, un lindo muñeco, algo para dar hijos... Pero él era diferente...