Capítulo 11

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Acomodó la cinta que rodeaba delicadamente sus brazos, destacando aquel rojizo color que lo representaba, la cual estaba pintado en sus labios.

Se miraba en el espejo, acariciando el pequeño vientre que destacada en su delgada figura, tan chiquito que era tierno.

Sonrió por aquello, se sentía tan precioso tener un ser de amor en su interior... Su instinto gritaba desesperado que eliminara a la criatura, pero, no lo haría.

Esa cosa es falsa.

Volteó su vista cuando escuchó como su puerta era tocada, unas tres veces, para que finalmente una cabellera albina apareciera detrás de la madera teñida.

— Rusia... — Susurró confundido, sin embargo el semblante de aquel chico demostraba molestia. — ¿Qué haces aquí?

— ¿Qué hago aquí? — Habló irónico, entrando en la habitación después de cerrar tras de sí la puerta. — ¡Estoy en el maldito Baby Shower!

La habitación se quedó en silencio tras dicha respuesta, Perú simplemente miraba al ruso incómodo, mientras que Rusia miraba molesto al peruano.

¿Cómo responderle?

— ¿Estás molesto porque estoy en cinta? — Susurró pasando saliva, mirando al contrario con temor.

— ¡Dame una puta explicación! — No dijo nada en unos segundos, tenía que ser claro y no podría decir cualquier estupidez o todo se iba al mismísimo carajo.

Pero, ¿Cómo le diría que él sólo lo utilizó sin un intento de asesinato en el proceso?

— Yo... Rusia... Sabes bien que mi relación con México no es buena... Sabes todo lo que ocurre conmigo... — Empezó poco a poco, bajando la mirada a la par que jugaba con sus manos, tembloroso por lo que planeaba decir. — Lo que ellos hablan... Lo que él hace... Mi vida está...

Nada más se dijo, simples palabras incoherentes para el jóven Alfa, quien miraba con seriedad al mayor buscando una buena excusa.

— Ese ser... ¿Es de México? — Sonrió un poco, aún sin levantar la cabeza, para finalmente responder con tranquilidad a su pregunta.

— Es tuyo, Rusia...

Ya no sabes que haces...

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➣ Cambio de escenario;; Mansión de E.E.U.U.

Presionó sus labios contra sus manos, cerrando fuertemente los ojos al sentir como aquel dildo entraba en su interior con rudeza y poca facilidad.

Su interior ardía, aún así se sentía jodidamente genial.

Lentamente aquel juguete fue saliendo de su interior, moviéndose de un lado a otro mientras salía. Eso provocaba que sus piernas flaquearan, sin duda aquel español sabía como complacerlo.

— ¿Estás bien? — Susurró sobre sus hombros, donde dió pequeños besos con el fin de endulzar un poco al chiquillo.

Lo cual consiguió porque rápidamente el menor meneó su cadera en busca de aquel placer que palpitaba en su pantalón.

— Ye-... Yes... I'm fine... — Respondió abriendo poco a poco sus ojos, aún moviendo sus caderas sobre el bulto.

España sonrió burlón, se acercó al rostro ajeno dispuesto a besarlo, si no fuera porque la puerta se abrió de golpe, llamando la atención de ambos.

𝐔𝐧𝐥𝐨𝐯𝐞𝐝 - 𝘔𝘦𝘹𝘪𝘳𝘶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora