EN TUS MANOS

CAPÍTULO 17

Antes que nada quiero agradecerles todos los comentarios que me dejaron en el capítulo anterior. Todos sus halagos y el saber cuánto les está gustando esta historia me ponen muy contenta.

A pedido de muchas he adelantado el capítulo que sería publicado mañana. Espero les guste y no quieran matarme por como acaba.

Sé que quieren que esta pareja este unida y disfrutando su amor, y que se hacen de rogar, pero confío que les seguirá gustando.

Muchas gracias!!

Ahora sí, a disfrutar el capítulo. Espero sus comentarios.

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"Sublime e imponente como tú. Espero verte cabalgarlo como la AMAZONA que eres. Mi exquisita y brillante amazona. Feliz cumpleaños. DF".

-¿De quién es hija? -emocionada junto a ella.
-Buenos días -saludó alguien llegando junto al grupo.
-¿Héctor? -Lo miró sorprendida.
-Cristina, ¡que gusto verte! -se acerca y se abrazan.
-¡Cuánto tiempo ha pasado!
-Tú sigues igual -la toma de las manos y se aleja para verla -estás hermosa como siempre.
-Unos cuantos años de más eh -reía.
-Feliz cumpleaños -le sonríe.
-Muchas gracias. Te acordarás de mis padres.
-Por supuesto, doña Elena, elegante como siempre.
-Siempre tan halagador Héctor.
-Don Juan Carlos, un gusto volver a verlo.
-Ha menos mal, pensé que me ibas a hacer un piropo -mientras le toma la mano y todos ríen -¿Cómo estás muchacho?
-Muy bien, muy bien. Cuando supe que traían dos de mis caballos aquí y que uno era para Cristina quise venir personalmente para verla.
-Qué bueno encontrarte de nuevo, ha pasado tanto tiempo.
-Así es, varios años, por eso quiero que me cuentes de ti, ¿qué ha sido de tu vida estos años?
-Claro que sí, ¿te quedas con nosotros?
-Claro, despido a los muchachos y te acompaño.

Casa de Dionisio...

-¿Qué haces aquí? -enojado por ver esa llegada inesperada.
-¿Qué es lo que te pasa que ya no me buscas? Tengo que venir yo aquí sino tú ni tus luces.
-Te dejé muy claro que ya no hay nada ¿no lo entiendes?
-Nunca dejará de haber algo entre nosotros. Estamos conectados.
-Ya no Isadora, ya no. No me interesas y te lo dejé bien claro.
-Es por esa zorra ¿no? Es por Cristina.
-¡No la llames así! -ofuscado.
-No entiendo qué tiene ella que no tenga yo -molesta -además tenemos un trato.
-No me interesa seguir con él, no quiero seguir adelante con ese proyecto.
-Hay mucho dinero en juego Dionisio. No puedes estar hablando en serio.
-No es lugar para hablar de esto, está mi hija allí arriba -señalaba las escaleras.
-Vamos a tomar un café, y hablamos. Creo que merezco una explicación de por qué ahora quieres renunciar a ese proyecto. Llegamos aquí con mucho esfuerzo.
-De acuerdo. Dame un momento.

Hacienda La Benavente...

-Bueno, pero ya hablé mucho de mí. Ahora quiero saber de ustedes, de ti Cristina. Sé qué estás casada y tienes una niña -todos miraron sorprendidos y Cristina relacionó esa información con el día que fueron a la exposición.
-No, actualmente no estoy casada y no tengo hijos aún.
-Pero en la exposición... -ella no lo dejo terminar.
-Sí, sí, los muchachos que estaban con tus caballos creyeron eso pero no, la niña es hija de Dionisio Ferrer. Y yo pues... soy viuda -sonrió con nostalgia. Qué raro se sentía decir que era viuda a esa edad.
-Ay Cristina, lo siento. No sabía. ¿Estaba enfermo?
-Un accidente -intervino Juan Carlos.
-Lo lamento muchísimo.
-Dionisio Ferrer está hace unos meses aquí, se asoció a Cristina por algunos negocios y además es parte de esta hacienda también.
-Creo que a ese hombre le interesas.
-Lo mismo creo -opinó su padre.
-Hizo hasta lo imposible por conseguir ese caballo, estaba prácticamente vendido, no le importó subir la cifra hasta que le dijéramos que sí.
-Es persistente -sonríe Elena.
-Bueno, pero no estamos para hablar de eso ahora -más emocionada estaba internamente por saber que luchó por conseguir ese caballo.
-Bueno, fue un gran placer verte y prometo traerte un regalo de cumpleaños -sonríe -ahora debo irme, tengo una reunión en unos momentos.
-Gracias por haber venido, y estoy muy contenta de habernos reencontrado -levantándose luego de él -es más, si no tienes planes, te espero esta noche. Mis papás insistieron en una fiesta por mi cumpleaños.
-Será un placer asistir, y buen momento para traerte un regalo -se acercó a saludarla.
-Con que puedas venir es más que suficiente -lo abrazó.
-Si, por favor acompáñanos -comentó Elena.
-Por supuesto que vendré, no me pierdo esa fiesta por nada del mundo. Con lo que tú amas tu cumpleaños -ella ríe.
-Te esperamos entonces.
-Doña Elena -la saludó -don Juan Carlos -le dio la mano -Un gusto haberlos visto.
-Igualmente Héctor.
-Gracias -concluyó Cristina y él se retiró.
-Entonces ¿fue Dionisio quien te mandó el caballo? -sonrió picará su madre.
-Sí. No me lo esperé. Además no sé en qué momento hizo el trato -se quedó pensando -ese caballo tenía varias ofertas cuando lo vimos pero no sé cómo llegó a comprarlo.
-Creo que le importas hija, se nota a leguas. Porque con todo lo que ha hecho.
-¿Él tuvo que ver con las flores de la habitación? -los miró a los dos.
-Así es hija, todo es obra de Dionisio -confesó su madre.
-¿En qué momento entró a la casa?
-Viejo, es hora de tus medicinas, vamos a que las tomes -tomándolo del brazo.
-Alto ahí -ellos detuvieron su paso -¿ustedes son cómplices de él?
-Ni que fuera un crimen todo esto para ser cómplices, mi cielo. Además, no me digas que no te gustó. Si traes una sonrisa de oreja a oreja -Cristina sonrió aún más.
-No sé qué estará pasando, creo que me estoy perdiendo de algunas cosas pero déjame decirte algo hija. Me alegro que te estés abriendo nuevamente al amor, Dionisio es un buen hombre, te quiere, se nota. Y lo que más deseo en esta vida es verte feliz -le dijo mientras le tomaba las manos.
-Gracias a los dos. Igual todo es muy complicado.
-Muchas veces nosotros lo hacemos complicado -le dijo su madre.
-Saldré unos momentos. Vuelvo al rato -les sonrió y fue directo al interior de la casa.