CAPÍTULO 20

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Creo que tengo que seguir pidiéndoles perdón... 🙄

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Los trabajadores lograron sacarle el arma a Esteban y sostenerlo. Todo pasaba muy rápido, la policía estaba llegando, habían sido alertados por Dionisio quien había presentado pruebas en contra de él él día anterior.

-Elena llama una ambulancia urgente –le dijo su marido.
-Por favor resiste. No puedes dejarme –lloraba desconsoladamente tratando de detener el sangrado provocado por la bala.
-No llores –le dijo entre muecas de dolor.
-Por favor mi amor, no me dejes, resiste –con una de sus manos acariciaba su rostro –mírame, mírame Dionisio –él la miró como pudo –No quiero perderte, resiste por favor.
-¿Tú estás bien?
-Sí, sí pero ahora no hables. No hagas fuerza por favor –bajó su rostro para besarlo –quédate conmigo, ya viene la ambulancia. Vas a estar bien.



Era irónico que le de fuerzas cuando ella estaba llena de miedo, llena de angustia por pensar que podía pasarle algo. Estaba sumamente nerviosa, no paraba de llorar de pedirle desesperadamente que se mantenga despierto. Pero sin embargo estaba ahí, dándole fuerzas.

-Natalia.
-¿Qué pasa con ella?
-Está sola, en casa –tosía y el dolor aumentaba.
-Mamá, mamá por favor, ve a casa de Dionisio. Trae a Natalia y quédate con ella aquí por favor.
-Ahora mismo voy y la preparo para venir.... Resiste hijo, todo estará bien.



Horas más tarde....

-Doctor ¿cómo está Dionisio? –Fue lo primero que preguntó al ver al médico salir del área de quirófanos.
-Pudimos extraer la bala y está estable, debemos esperar. Las próximas 24 hs son fundamentales para ver la evolución.
-Pero ¿Estará bien? –la angustia era muy notoria en su rostro y cuerpo.
-No puedo adelantarle nada. La buena noticia es que la bala no afectó ningún órgano vital, pero fue una operación complicada, perdió mucha sangre. Le recomiendo se tranquilice. Le avisaré cuando pueda pasar a verlo.
-Muchas gracias doctor.

El doctor se retiró y lo que hizo fue sentarse a esperar.... La espera era agotadora y angustiante.

-¿Cómo está? –Preguntó Elena al acercarse y sentarse a su lado, mientras Juan Carlos estaba parado delante de ambas
-Las próximas 24 hs son decisivas para ver como salió la operación y si va a sobrevivir. Me muero si le pasa algo mamá –su voz se quebraba –no podría soportarlo.
-Estará bien –colocaba su mano en la espalda de ella –Es fuerte.
-Me protegió mamá. Arriesgó su vida por mí y si algo le pasa no me lo perdonaré –no podía evitar que sus ojos derramaran lágrimas.
-No se dejará vencer, tiene a su hija, te tiene a ti.
-¿Cómo podré verlo después de saber que pudo haber muerto por mi culpa? –Su mirada estaba perdida -¿Cómo está Natalia?
-La dejé con Rosa, le dije que su papá estaba enfermo y era mejor que se quede en la casa. Insistió en dormir en tu cuarto.
-Está bien –sonrió levemente.
-¿Qué dicen los médicos hija? –preguntó Juan Carlos.
-Que la bala no afectó ningún órgano vital pero fue una operación difícil y que perdió mucha sangre, que hay que esperar. Pero me angustia esta espera. Quiero verlo –se levantó y caminó por la sala de espera.
-Ten paciencia hija, estoy seguro que Dionisio saldrá adelante. Es un hombre sano y fuerte. Ya lo verás –se acercó a ella y la abrazó. Cristina se refugió en brazos de su padre.

-Señora Maldonado –interrumpió una enfermera.
-Sí, soy yo.
-El señor Ferrer ya despertó y quiere verla.
-Sí, si por favor, lléveme con él. Necesito verlo –acercándose a ésta.
-Acompáñeme –le indicaba el camino.



Al ingresar a la habitación donde estaba él, su corazón se encogió al verlo conectado a esos aparatos. Sollozó sin moverse, estaba parada al lado de la puerta. Pero él la sintió, abrió sus ojos y la miró.

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