Distintos mundos, misma conexión

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《Distintos mundos, misma conexión》
Continuación de: "No necesito a un héroe"

El sonido de una patada esparció una enorme habitación de tonalidades claras divisando a un híbrido de ojos ambares cargando en sus brazos a un albino vendado que suspiraba enfadado, durante todo el camino de regreso a casa fue un extravagante infierno para Fargan por las quejas del doncel que necesitaba independencia.

Todos acordaron en acoger a sus salvados en sus respectivos hogares hasta que tuvieran una estabilidad física para devolverse a sus mundos, cosa que desanimaba un montón a un caballero que no podría volver.

Willy conocía la regla ética número uno en su pueblo: Al perder la dignidad, no puedes volver causando un endurecimiento mayor, él sólo quería su puesto como caballero de ese reino y ahora, no podía volver por culpa de ese absurdo secuestró dejándolo condenado con ese híbrido de bonitos rasgos.

Se autoprometio fastidiarlo y enseñarle su manera de vida sin riesgo, a su perspectiva era un aburrido que seguía las reglas al pie de la letra, y quizás, sería su momento indicado para quitarle ese aura de "aburrido de la ley".

Por otro lado, Fargan llegó a su destino acostando cuidadoso al albino cubriéndolo con una larga colcha dejando leves mimos en su cabeza, era sumamente tarde en ese pueblo por culpa de la ineficiencia de los médicos que tardaron en atender a ese lastimado chico.

¿Porque no se preocupaban por su pueblo?

Lo importante es que había sido atendido curando cada una de sus heridas abiertas, curando sus moretones y estaba en un lugar a salvó lejos de ese peligro que corrió durante meses en ese reino del terror.

Aquel castaño culminó su misión desviando sus pasos a la salida de la entrada siendo detenido por una mano suave que lo jaló hacía atrás quedando suficientemente cerca del rostro ajeno, estaba fascinado por esos ojos esmeraldas desde la primera vez que los observó encadenado a esa pared, sentía una necesidad de protegerlo en sus brazos sin importar que lo ignorara o mandará a la mismísima mierda.

Quería abrazarlo y cuidarlo.

—¿Tan rápido te irás, rata?—Dijo sutil Willy acariciando el rostro del dueño de la casa.

—Necesitas descansar, mañana buscaremos un lugar para que construyas tú casa—Respondio nervioso Fargan soltando un pequeño suspiro por las caricias.

Fargan estaba perdido en el tacto inigualable del menor dejando escapar pequeños suspiros de satisfacción, su cuerpo soltó un escalofrío ante esas manos pálidas recorriendo su hombro maldiciendo lo buenamente seductor que logró ser ese albino.

Se lo advirtió cuándo se conocieron en esas ruinas y prefirió no hacerle caso.

—Oficial no se ofenda, no me molestaría estar un tiempo con usted—Esa voz tornó seductora a los labios del castaño que recibía ligeros roces.

—Debería comportarse, Willy.

—¿Que sucede? ¿Lo pongo nervioso?

—Esto es poco ético Willy, tenemos pocas horas de conocernos y ya estás tratando de seducir a un ente policial—Finalmente, contestó el castaño.

Las manos de Willy transcurrieron juguetonamente esos hombros adornados de una traje policial tratando de atraer lo suficiente ese cuerpo, no sabía en absoluto cómo se manejaban las cosas en ese pueblo, mucho menos si era distinto de donde venía, pero le gustaría experimentar con ese moreno que no dejaba de mirarlo frívolamente.

—Oh, lo lamento demasiado—Dijo burlón aquel albino quitándose las colchas que impedían tener más tacto con la textura robusta ajena.

Fargan estremeció su cuerpo por ese brusco movimiento debajo de su estómago quedándole otra que tragar seco ante los movimientos certeros de ese desconocido a través de su ropa, jamás había experimentado esa sensación de picardía en una persona ajena a su conocimiento dejándolo expectante a que cosas realizaría.

Nuestro Pequeño Universo | [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora