Ángel guardián

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《Ángel guardián》

🔞: MAFIA, TEMAS SEXUALES, ALCOHOL.

Las intermitentes luces de colores sofocaron a un albino serio siendo atendido por una mesera, estaba cansado de todo ese ajetreado día en la oficina atendiendo caso nulos.

¿Quién verdaderamente le importaba una desaparición?

Sus ojos verdes siguieron deleitandose de la presencia femienina dedicando ligeros segundos a coquetearle, era una mujer bastante sexy a su parecer, piel nívea, ojos verdes, sonrisa deslumbrante teniendo la corazonada de que sería bueno liberar estrés de alguna manera.

Aquella chica atendió sutilmente el juego del cliente captando una friolenta mirada a lo lejos optando a atender otra mesa y al mismo tiempo, provocando un enorme disgusto en el albino que reposo su quijada en la muñeca viendo a su oportunidad alejarse.

—Oh, Detective Díaz—La voz de un castaño llamó la atención del albino—¿Que hace usted en mi bar? ¡Es un gusto saludarlo!

Ese castaño de aires agigantados era conocido por Auron, a pesar de tener un nombre poco llamativo, ese hombre es capaz de arruinar la vida de un individuo con poco menos que tronar sus dedos. Obviamente, era un imponente narcotraficante—Mayormente, de personas—para ofrecerles a sus más leales clientes noches inolvidables.

Por otro lado, Willy observó la mano de Auron tendida a su dirección siendo cortés al aceptarla tras originar una corta charla, cuya charla era la razón verdadera de la llegada de ese detective.

—¿Está cansado, no?—El ajeno asintió—¡Excelente! ¿Te gustan los morenos? ¡Tengo a la persona indicada para usted!—Fanfarreo haciéndole señas.

Ambos caminaron entre la multitud de personas adentrándose a un sector ilegible al ojo humano, ese extenso pasillo adornaba excitación, placer junto a una pizca de miedo. Willy no evitó sonreír de medio lado imaginando que vendría detrás de alguna puerta.

Total, sólo era un revolcón ¿O no?

Auron frenó sus pasos delante de dos guardias pidiendo entre manoteos la apertura de esa puerta iluminando un cuarto rojo con un individuo en el interior.

—Él es el más codiciado de toda nuestra mercancía, sólo que su defecto es su rebeldía. ¿Eres bueno adiestrando, no?—Vacilo el dueño elevando un látigo de cuero al detective.

Desde la perspectiva del retenido, quería desaparecer en un suspiro de ese lugar lleno de cinismo, no soportaba ninguna amenaza, abuso, o cualquier otro seudónimo que contrametiera en su cuerpo. Ya había sido un juguete, ya quería morir.

¿En que momento terminó siendo tráfico humano y sexual?

Sus ojos determinaban miedo, tampoco iba a esconderse en esa facha de sumiso que tanto tiempo intentaron arrastrarle. Y rehusarse a ser tocado fue una opción bastante estúpida, su cuerpo sufría las consecuencias, incluso su inexistente alma que lo abandonó en esa miseria.

—¿Te puedes ir?—Dijo sonriente Willy apoyando el objeto en los hombros del ajeno encadenado al suelo—No es mi primera vez haciendo esto.

—Oh, disculpa—Elevó sus manos retirándose a la puerta—Gozalo mucho, la casa invita.

La puerta cerró causando un pequeño temblor sobre el castaño arrodillado al suelo, sentir ese pedazo de plástico alrededor de su cuerpo traía interminables recuerdos, noches e incluso, enredadas que quería olvidar.

Si algún día lograba salir de esa red de tráfico, lo primero que haría era suicidarse.

—¿Puedes levantarte?—Sin embargo, eso parecía cambiar—No voy hacerte nada, necesitó saber si puedes levantarte.

Nuestro Pequeño Universo | [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora