¡Estás arrestado!

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《¡Estás arrestado!》

Un castaño de enormes ojos ambarinos caminaba en la penumbra de la noche inspeccionando a Karmaland, estaba frustrado de haber perdido absurda apuesta con su compañero policía a causa de un inusual capricho del último mencionado de querer retirarse antes de la hora.

¿Alex era un tipo raro?

A ojos del híbrido era lo más normal de todo ese alocado pueblo.

En Karmaland ejercía una ley dónde todos sus habitantes debían vivir en anonimato, ninguno debía conocer sus nombres, rostros, o alguna identidad respecto a la original, siendo una propuesta del último líder de los guerreros previamente a su asesinato.

Cada pueblerino acató su último recado provocando una tendencia a ocultarse bajo pseudónimos, máscaras exageradas incluso trajes de largos telajes.

Fargan estaba estupefacto de aquella decisió, al ocupar ese hueco de líder en los guerreros, no le incomodaba en absoluto vivir bajo una máscara de plástico ligeramente pintada—ya que su máscara de búho era su día a día—solo le pareció absurdo oprimir a una masa de aldeanos a cumplir un "suspiro".

No obstante, prefirió ignorar todo ese ajetreado tormento legal y continuar su rumbo a través de las calles innundadas de nieve.

—¿Quién esta ahí? ¡Salga maldita, rata!—Un crujido alertó al híbrido apuntando con furia su linterna, sabía que algo lo estaba rondando desde que salió de la comisaría, no era imbécil. O eso lo creía su asechador.

El híbrido avanzó firmemente alrededor de la plaza moviendo a todas las direcciones esa luz artificial, sentía una presencia en alguno de los tejados de las casas del pueblo, era una presencia intranquila, sombría, bastante oscura, teniendo fuertes sospechas de quién podría tratarse.

—No me hagas buscarte, rata—Recriminó con odio deslizando una de sus manos al cinturón de seguridad.

—Tsk, le quitas lo divertido oficial—Finalmente, una sombra saltó de los tejado haciendo una agraciada reverencia al policía.

Aquel individuo alzó burlón su rostro divisando al moreno de brazos cruzados aparentemente observandole.

—¿Vienes a entregarte o a verme la cara de idiota?—Dijo Fargan apagando la linterna en sus dedos.

—No te molestes, cariño—Sonrió debajo de la máscara adornada de una sonrisa con colmillos—Solo quería saludarlo, saber cómo está y quizás...—Las manos del individuo de traje oscuro terminaron acariciando aquel pecho cubierto de un uniforme policial—Escuchar su opinión al respecto de mi propuesta.

Fargan observó de reojo al criminal evitando levemente su tacto, ese chico de traje oscuro siempre buscaba seducirlo para hacerle caer en su propia trampa, cada vez que tenía la oportunidad de atraparlo, escapaba. Y ahora, supo que tenía la oportunidad de oro de verlo a través de las rejas.

O quedar como imbécil nuevamente.

—Primero, pídeme una cita—Respondió Fargan agarrando la cintura ajena siguiendole su juego.

—¿Y si vamos a algún lado usted y yo?—Aseveró con sugerencia.

—¿Tan excitado está por un oficial?—Masculló—Puedo ayudarte aprender idiomas y no necesariamente lo que imaginas, ratoncito.

Fargan apoyó sus brazos alrededor de los muslos ajenos aprovechando la oportunidad de acorralarlo en una pared, quería acabar de una maldita vez esa absurda tensión sexual que aparecía cada vez que se veían y no desaprovecharia ese momento.

—¡Hey, imbécil! ¿Que mierda haces?—Susurró demandante el acorralado.

—¿Tienes miedo? ¿Tú? No pareces ese loco que asecha Karmaland, incluso cambiaste por mí, ¿Ternurita, no crees?—Concluyó el híbrido inclinando hacia delante parte de su cuerpo.

Nuestro Pequeño Universo | [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora