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Ser el presidente del comité estudiantil trae consigo muchas ventajas, es decir, tienes prácticamente a todos en el bolsillo.
Pero también es mucho trabajo.

Aunque, a nadie le molestaría que sea mucho trabajo mientras sea con el sexy director Kim Namjoon. Como todo el alumnado de la universidad lo conocía y lo llamaba.

Porque, a quién no le gustaría trabajar con él, si tan sólo el verlo provocaba en sus estudiantes unas enormes ganas de lanzarse a sus labios.

Desde que llegaba por las mañanas y bajaba de su auto de lujo era todo un espectáculo digno de ver, cómo caminaba entrando a la escuela saludando cortésmente a todos mientras se dirigía a su oficina.

Kim Namjoon; un hombre de veintinueve años que había obtenido el puesto de director permanente dos años atrás.
Todos lo consideraban un prodigio, hijo único de una familia nada influyente en Corea del Sur, un genio políglota en la escuela y siempre sobresaliente.

No fue extraño cuando comenzó a tener éxito incluso antes de graduarse de la universidad, y desde que había asumido el puesto de director la institución había estado funcionando mejor.

El promedio de los estudiantes aumentó de números, el menú era más saludable y los talleres extracurriculares recibían premios nacionales.

Era simplemente perfecto, y disfrutaba de su vida, por eso cada día se adentraba con una sonrisa en los labios sin abstenerse de saludar especialmente al jefe del comité estudiantil, Park Jimin.

Con él siempre era distinto a los demás, desde que entraba a la escuela lo buscaba con la mirada hasta dar con él.

Tenía que prestar especial atención porque el muchacho jamás estaba en su casillero, así que debía observar todas las cabezas de sus estudiantes hasta dar con esa cabellera rosa, siempre a un lado de sus amigos de cabellos de colores.

Solía acercarse a él y lo saludarlo con un asentimiento de cabeza mientras pronunciaba su nombre, para ver cómo el tímido Park Jimin apretaba sus libros contra su pecho mientras bajaba la cabeza y sus mejillas se teñían de rojo. Era adorable.

También saludaba a sus amigos, de igual manera pero con menos sutileza, con ellos era duro, justo como quería serlo con Jimin, aunque con intenciones distintas.

Después de saludar al chico de cabellos azules y al de cabellos morados le decía a Jimin que recordara ir a su oficina para ver cualquier cosa de cualquier evento que se estuviera realizando. Cualquier pretexto era bueno si podía tener a su alumno favorito en su oficina.

Si lo podía tener sentado junto a él mientras le explicaba cosas que él ya sabía y ya había firmado sin que el chico bonito lo supiera, sólo para poder ver cómo sus labios abultados se movían.

Siempre se preguntaba, cómo se verían al rededor de su dureza, probablemente exquisitos. Se preguntaba cómo se vería el lindo e impecable Park Jimin de rodillas frente a él con el cabello alborotado debido a sus jalones, las mejillas aún más rojas, los ojos húmedos debido al esfuerzo por intentar ir más profundo.

Y es que, era Park Jimin, ¿quién podía resistirse a él? Ese chico hermoso. Inusualmente hermoso.

Él sabía que había muchos estudiantes tras él buscando algo de su atención, lo cual lo llenaba de celos. Pero le encantaba el hecho de que él podía verlo todos los días a solas en su oficina, podía mirar su cuerpo.

Le encantaba el estilo para vestir que tenía, no era provocativo, casi siempre utilizaba suéteres o camisetas que eran muy grandes para él.
Pero eso era precisamente lo que le gustaba, siempre lucía adorable y a la vez sexy, cuando hacía frío utilizaba pantalones y suéteres.

Pero cuando hacía calor utilizaba camisetas y shorts, y amaba que las camisetas taparan por completo los shorts que había debajo mostrando sus piernas bien dotadas, le encantaba cómo aunque las camisas le cubrían el trasero aún así siempre se le notaba, ese hermoso y voluminoso trasero que lo volvía loco. Era bonito y era sexy.

El deseo por el alumno Park no había hecho más que aumentar desde esa vez que pudo casi ver uno de sus pezones, esa vez que hacía mucho calor en su oficina y el chico decidió ponerse de pie para quitarse el suéter que llevaba tan solo quedándose en camiseta y shorts que simulaban ser de cuero.

Esa vez todo pareció marchar en cámara lenta, desde cómo Jimin tomaba con sus manos los bordes de su suéter y comenzaba a levantarlo. Namjoon iba a estar eternamente agradecido con el universo que hizo que en ese momento la tela del suéter se pegara a la de la camiseta y se levantaran juntas.

Un espectáculo que siempre amaría, el cómo pudo ver esa hermosa piel lechosa, esa cintura pronunciada, esas caderas y esos hermosos pezones.

Pero justo antes de mostrarlos completamente Jimin soltó un agudo grito y se volvió a bajar el suéter. Pidiéndole ayuda para que le sostuviera la camiseta, rodeando el escritorio para colocarse de pie inconscientemente entre sus piernas aún con la ropa a medio quitar. Namjoon con la mayor tristeza en su interior tomó la camiseta y la bajó asegurándose de que sus nudillos rozaran la hermosa piel de su precioso alumno.

A partir de ese momento Kim Namjoon se juró a sí mismo que haría todo lo posible para tener a su alumno ejemplar gimiendo sobre su escritorio.

Por que él lo deseaba.

Y lo que Kim Namjoon deseaba lo obtenía.





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Oaaaa
So

Pueden ir a seguirme en TikTok, subo tonterías y cositas de las novelas:

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I hope u enjoy
Bai

𝑫𝑰𝑹𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 ❤︎ 𝙽𝙰𝙼𝙼𝙸𝙽 | 𝕥𝕖𝕣𝕞𝕚𝕟𝕒𝕕𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora