—De verdad, estoy bien —dijo Katelyn, por enésima vez. Estaba sentada sobre una cama de hospital. A su lado, Erin, que alternaba un abrazo con un sollozo—. Solo son magulladuras, ya has oído al médico.
—Pero yo te dejé sola y ahora…
—No podías saber que el hombre que debía protegerme era el hombre al que debía temer —la interrumpió Katelyn—. Además, todo ha salido bien. Kendall ha detenido a Casanova y a mí no me ha pasado nada grave.
Katelyn se ajustó la bata del hospital, intentando no recordar los momentos de terror que había sufrido a manos de Vic.
—No puedo creer que fuera Vic —murmuró Erin, sonándose la nariz—. Debería haberme dado cuenta. Estaba obsesionado con que la violación de Maggie había sido perpetrada por otro hombre, no por Casanova. Alguien debería haber sospechado algo.
—Déjalo, Erin. Ya ha acabado todo —intentó consolarla Katelyn.
Le dolía todo el cuerpo, pero lo que más le dolía era el corazón. Necesitaba a Kendall. Necesitaba verlo para decirle que había sido una loca rechazando su amor.
¿Sería demasiado tarde? ¿Habría cambiado de opinión? La idea de pasar el resto de su vida sin él era tan aterradora como el horror que había tenido que sufrir aquella noche.
Katelyn consideró sus sentimientos por Kendall. Quería construir una vida con él, quería compartir sus sueños. Quería mañanas y noches con él en la cama.
Si Kendall no la amaba, le rompería el corazón. Y nunca volvería a ser la mujer que había sido.
Antes de la muerte de Alicia y John, Katelyn había evitado las relaciones serias. Tenía miedo de depender de alguien, miedo de entregarse.
Mustang y Kendall habían cambiado eso. Si Kendall no la amaba, tardaría mucho tiempo en olvidar, pero nunca más volvería a cerrarse al amor.
—Aquí viene Kendall—dijo Erin—. Hola, jefe. ¿A quién has arrestado por la violación de Maggie?
—Lo primero es lo primero —dijo él, tomando las manos de Katelyn—. ¿Cómo estás? ¿Qué ha dicho el médico?
—Que tome una aspirina y me meta en la cama. Solo son magulladuras —explicó.
Le habría gustado abrazarlo, apoyar la cara en su pecho, pero Kendall le soltó las manos.
—¿A quién has arrestado? —volvió a preguntar Erin.
—A Burt Landry.
—¿En serio? —preguntaron Katelyn y Erin a la vez.
—Primero violó a Maggie y después se convirtió en su protector —dijo Kendall, asqueado—. Cuando Maggie rompió con él, a Burt no le gustó nada y se le ocurrió la idea de hacerse pasar por Casanova.
—Una idea enfermiza —murmuró Katelyn.
—Así es. La pobre Maggie estaba tan confusa que necesitaba un hombro sobre el que llorar. Lo que no sabía era que ese hombro era precisamente el del hombre que la había atacado.
—¿Ha confesado Landry?
—Nos ha costado un poco, pero al final le hemos hecho creer que teníamos un testigo y ha cantado —contestó Kendall.
—. Y ahora, vámonos a casa. Ha sido una noche muy larga.
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Si más tarde tengo tiempo subiré el gran final :( si no, mañana.