Capitulo 7

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VII

'Recuerdo lo tonta que me ponía cada vez que me separaba de sus labios y me miraba fijamente con ganas de besarme. Me encantaba hacerle rabiar cuando me apartaba y no le dejaba besarme; arrugaba la frente y bufaba haciendo que algún que otro rizo de mi pelo se moviera. Entonces tenía la excusa perfecta para apartarlo y ponerme nerviosa. Me acariciaba lentamente la mejilla y al acercarse para besarme era él el que se apartaba. Odiaba que lo hiciera pero a la vez me encantaba. Él me decía que nos dejáramos de juegos y que le besara, no podía resistirme a ello. Siempre le acariciaba el pelo sabiendo que a él le gustaba. Y le besaba hasta que se quedara sin aliento, un beso detrás de otro, yo le daba uno y él me daba tres para compensar. A veces, se me escapaba una pequeña sonrisa mientras le besaba y eso le hacía reír. No hay risa más bonita como la sonrisa que te sale cuando besas a alguien. 

Si os digo la verdad creo que nos saltamos unas cuantas clases pero, ahí; sentada encima de él, encerrada en uno de los lavabos no me importaba. Me tenía rodeada con sus brazos por la cintura y cada segundo me acercaba un poquito más a él. Yo le acariciaba el pelo y notaba como iba cerrando los ojos a ratos provocando una sonrisa en mi rostro.

-¿Qué miras tanto?- preguntó.

-Tú- le dije y reí.

-¿Qué pasa conmigo?

-Que parece que te gusta que te toquen el pelo.

-No sabes cuanto- se acercó a robarme un beso- Y más si eres tú- susurró.

Le rodeé el cuello con mis brazos y me acerqué -aún más si eso era posible- y le abracé. Noté como se apoyó en uno de mis hombros y me abrazó muy fuerte.

-¿Estás bien?- susurré en su oído. 

-Tu hermano me matará- sonreí sin que me viese. 

-No si yo me pongo en medio- me separé de él y ésta vez le acaricié yo sus mejillas- No tengas miedo, no pareces ser un tipo que tiene miedo con facilidad.

-Pero sí tengo miedo cuando se trata de ti- confesó- Julia- suspiró- No sé como te lo haces pero me tienes enganchado- sonrío- Enganchado como si fuese una polilla que va directo a la luz, como un escritor con su musa, enganchado como no sé- se pasó la lengua por sus labios y bajé mi mirada hacia allí- Ahora mismo si me preguntasen sin qué no podría vivir, sin duda diría que tus besos.

-Iván…- susurré- No me digas esas cosas.

-¿Porqué?- me miró- Si es la pura verdad.

-Es que- aparté la mirada y me pasé la mano por el pelo nerviosa- No sabes lo mucho que me pueden tus palabras- lo escuché reír- Y lo feliz que me hacen- admití. Me cogió de la barbilla y me hizo mirarle.

-¿Y qué hay de malo?

-Que cuando te canses de mi y ya no me las digas voy a echarlo de menos- se puso serio.

-Vuelvo a decir que eres tonta- intenté no reírme.

-Y tú un pimpinela.

-Que te encanta, todo hay que decirlo.

-Añade también lo de flipado- reímos pero al segundo volvió a ponerse serio. 

Me cogió la cara con ambas manos y me besó, cerré los ojos automáticamente y lo que sentía cuando me besaba no podía ser normal. Era como si miles de mariposas se estamparan contra mi estómago queriendo salir para ser libres. Mis labios buscaban a los suyos como si estuviesen hechos para estar unidos. Se separó a regañadientes y se apoyó en mi frente.

-Sería demasiado tonto si me apartase de ti.

-Hay gente que lo ha hecho.

-Yo no voy a hacerlo- sonreí encima de sus labios. Intenté besarle pero giró la cara para que le besara la mejilla.

-Odio que me hagas eso.

-Y yo odio decirte que quedan solo cinco minutos para que toque el timbre de salida- dijo él.

-No- cerré los ojos- ¿Ya?- él asintió- ¿Y si nos quedamos aquí?

-No suena nada mal ese plan- rió. Se levantó conmigo encima y le rodeé la cintura con mis piernas. Me agarró por el trasero y me mordí el labio- No te muerdas el labio, eso es cosa mía cariño- sonreí y le besé pero cuando él quería hacer más profundo el beso, no le dejé- Eres malo- reí y me escondí en su cuello. Le hinqué los dientes y lo oí suspirar- No hagas eso Julia.

-¿Por qué?- pregunté haciéndome la  tonta.

-No sabes lo mucho que me puede- empecé a besarle el cuello y me apoyó en una de las paredes del lavabo. Lo escuchaba respirar con dificultad y me encantaba saber que yo le afectaba tanto como él me afectaba a mi. Me separé de su cuello y le miré. Tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad. Al notar que me había separado abrió los ojos y me miró- Ya me vengaré ya- reí y me abrazo- ¿Sabes?- dijo- He estado pensando algo.

-¿Tú pensar?

-Eh- frunció el ceño y me dejó en el suelo. Me puse bien la camiseta ya que se me había subido y le miré. Me reí y me imitó- Lo que iba diciendo, he pensado en decirle a tu hermano que no puedo quedar.

-¿Y a qué viene eso?- dije sin entender.

-¿Voy a tenerte que hacer un mapa?- preguntó riendo y le pegué levemente en el hombro- Quería decirle que no puedo ir con ellos para pasar la tarde contigo.

-¿No estarás bromeando, no?

-Nunca bromearía con algo así- me cogió de la mano y miré nuestro agarre, mentiría si diJeSe que no me encantaba-¿Qué me dices?

-Sí- rodeé su cuello de nuevo y le besé. Le besé sabiendo que no podía ser muy bueno engancharme tanto a sus besos.

-Te llamaré entonces- me dijo.

-No tienes mi número.

-Eso es lo que tú te crees- me dio un toque en la nariz y abrió la puerta para salir. Antes de irse del todo se giró de nuevo- Julia.

-¿Qué?- pregunté con una sonrisa.

-Ya te estoy echando de menos- sonrío- Pero que quede entre tú y yo.

Vi como se cerró la puerta tras su marcha y volví a encerrarme en el lavabo sonriendo como una tonta. Me senté y me acaricié inconscientemente los labios, notaba como un hormigueo de tanto besarle. Tenía la sensación de que necesitaba un beso por cada segundo de vida para ser un poquito más feliz. No podía ser bueno que él me hiciese pensar cosas como ésta. No era bueno que en tan poco tiempo lograra hacerme feliz como ninguna otra persona había hecho. Era como si no necesitara nada más cuando estaba con él. Como si todo dejase de importar, no me importaba que entrara mi hermano y nos pillara ni tampoco saltarme clase, ni saber lo que podría venir. Prefería dejarme llevar y arrepentirme de haberlo hecho que no quedarme con la duda de qué habría pasado si le hubiese besado, si me hubiese arriesgado. 

Ahora solo sabía que parecería una tonta esperando su llamada, sabía que cada vez que sonara mi móvil me saltaría el corazón y notaría de nuevo a esas mariposas que habían cobrado vida. No podía dejar de pensar en él ni tampoco en la tarde que pasaría a su lado. 

Era demasiado bonito para ser verdad, y yo siempre decía que lo bonito en mi vida dura poco. ¿Sabéis? Esa no fue la única vez que esperé su llamada, aunque la diferencia está en que en ese momento sabía que llegaría, que me llamaría. Recuerdo que cuando se fue, me podía pasar horas mirando el teléfono deseando que por una puta vez en la vida sonara y fuese él. Todavía hay noches que lo espero pero eso nunca pasa. Sé que no me va a llamar diciendo que me echa de menos ni diciendo que tiene ganas de verme. Sé que no voy a oírle respirar al otro lado del teléfono mientras me dice lo mucho que desearía dormir abrazado a mi. No sabéis lo jodido que es esperar algo que sabes que no va a llegar pero es que, a veces, el corazón es tan tonto que sigue manteniendo la esperanza de que en cualquier momento, a cualquier hora, llamará y ya no sé como explicarle que no va a volver. Que ya no voy a tenerle, que no me sirve de nada quererle.'

¿Dónde Estás Amor?(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora