Cuaderno de Tava'i Nº 3: El libro de los enigmas

13 1 0
                                    

1er año

9 de marzo. Primer día de clases.  Facundo Namho.

         “Contar un origen, siempre tiene algo de mito, de leyenda, se mezclan cosas posibles e imposibles, como ocurre con la de esta Hermandad y los cuatro liceos...” Decía Camilo Ríos, el Yechilkan Mayor y socio en jefe, un cargo semejante al de director en las escuelas comunes. “...Tal vez, le falte un poco de antigüedad, por que lo que voy a contarles, ocurrió hace apenas quince años, cuando yo no era más que un niño de diez años como ustedes...”Continuó diciendo Camilo.

         Mientras él continuaba con sus explicaciones, mi mente se alejó de allí. Recordé el día en que lo viera por primera vez, espiándome oculto entre los árboles. Ya en ese entonces le vi un halo misterioso, como lo tienen los sabios que veía en las películas. Lo encontré nuevamente, haciendo  una visita a la escuela, en ese momento parecía un cazador de talentos, como los que buscan jugadores de fútbol. Días después, se había presentado formalmente ante mis viejos diciendo que pertenecía a una escuela privada, donde se enseñaba a los alumnos con talentos especiales. Recuerdo haber pensado en la historieta de x-men y me ilusioné imaginando que quizás, yo poseyera un talento oculto y muy pronto sería superpoderoso ¡cómo me emocionaba la idea!

         Después de cinco visitas, el joven director convenció a mis viejos para que me enviaran. Aunque primero viajaron a “El Bolsón” a cerciorarse de que la escuela fuera todo lo que Camilo Ríos les había explicado. Cuando vinieron, estaban muy entusiasmados. Me dijeron que allí llegaría a ser capaz de grandes cosas, por que lo que enseñaban, no se aprendía en ningún otro lado.

         Al principio no pensaba aceptar, por que me entristecía separarme de mi mejor amigo Quiroga, pero muy pronto supe que él también había sido seleccionado. Sólo faltaba que sus padres le permitieran ir, eso no fue difícil, por que mis viejos les contaron las maravillas que habían visto y los convencieron enseguida.

         Papá nos llevó en auto hasta El Bolsón, la combi escolar salía desde la terminal, Camilo le había recomendado que me dejara allí, así tendría la oportunidad de ir conociendo otros amigos. El tiempo sobró para eso, por que estuvimos esperando un buen rato a una chica,  hasta que Pablo, uno de los profesores que nos acompañaban, dio la orden de salir.

         Uno de los amigos que me hice en la espera fue Pedro, era alto, de tez oscura y cabello mota, parecía jugador de baloncesto. Con él fuimos al kiosco a comprar algo para comer.

         Durante todo el viaje, Quiroga, Pedro y yo bromeamos acerca de qué poder xmen elegiríamos tener.  

         Entonces mi mente volvió al salón excavado en medio de la montaña, la voz de Camilo seguía su relato —: “Habíamos salido de campamento cuando, a la noche, hora de los cuentos, Laura Giménez, ahora Yechilkan Primera, nos contó la historia de un antiguo tesoro oculto justo a cien kilómetros de allí. Imaginen nuestra sorpresa, cuando, al finalizar su relato, Laura sacó de su mochila un trozo de cuero rústico y mal cortado, lleno de líneas y marcas. También imaginarán que el próximo proyecto que nos obsesionó, fue seguir esas líneas hasta donde nos condujeran... —continuó Camilo, con real talento para narrar. —Un mes después, organizamos la búsqueda del tesoro. Fuimos los cinco profesores, es decir: Laura, Piuque, Belén, Matías, Pablo y yo. Caminamos mucho, muchísimo. Era de noche cuando pudimos marcar la zona del tesoro, y casi de madrugada cuando encontramos la roca con el signo —. Camilo señaló un enorme símbolo grabado en la madera de las puertas. —Bajo el rocío de la mañana, llegamos a tocar con nuestras palas el ansiado paquete. Creo que no necesito detallarles los gritos y hurras de alegría.” —Camilo hizo una pausa y barrió con sus ojos nuestras caras anhelantes.

Cuadernos de Tava'i y Slade el mago mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora