Cuaderno de Slade Nº6: La revelación

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Luego de la aventura en la que había tenido que soportar un día entero en un pueblo muy monótono y aburrido, a Slade le había quedado (para variar) un estrés enorme. Decidió tomarse un par de días de  vacaciones, pero siempre parecía que los monstruos confabulaban para arruinarle su descanso. Esta vez, no sería la excepción.

         Se sentó en un sillón de su departamento, con su perro Lepakal a los pies. Comenzó a leer un libro que su compañero Polnek había usado para tomar notas cuando estudiaba en la escuela de magia Tava'i, era una especie de diario que quién sabe cómo, estaba en manos de otro alguien y éste último, se lo había enviado por correo. ¡Era agotador sólo pensar como ese diario había llegado hasta él!

         Desvió su mente hacia el autor del diario: Polnek Pérez, su ex compañero de curso. Siempre le había parecido un tipo muy oscuro, y claro, no era de su "banda". Pero esa no era la razón principal de  que desconfiara de él, como tampoco lo era que siempre apoyara a Elías Lamas, el tipo más engreído que hubiera conocido, sino que desde su ingreso al primer año le había parecido un chico demasiado tenebroso. Y había sido una intuición certera, justo luego de terminar la escuela, Polnek les había dicho a todos los compañeros del curso que se uniría a los  Kalku, los hechiceros que usaban su magia para causar estragos en el mundo, y, hacían que le dieran trabajo a Slade. Afortunadamente, Cuqui lo había hecho entrar en razón hablándole días enteros y yendo a su casa casi todos los días.

De repente vio una nota que le llamó la atención, escrita en la esquina de una página:

"17 de enero.

          Que idiota es ese patético de Cuqui, no esperé 19 años para nada, hoy me llevaré los Dieciséis Orbes Genuinos, ya tengo ubicados a todos los de mis estúpidos compañeros, y será muy fácil quitárselos. En cuanto a Cuqui, me encargaré de él la próxima semana"

         Slade estaba anonadado. Esa nota no podía ser del colegio, pues hablaba de haber esperado diecinueve años. Una perversa sospecha se dibujó en su mente: ¡Ese diario quizás estaba conectado mágicamente con una agenda que Polnek debía tener! Cada vez que Polnek escribiera algo en su libreta, también aparecería en el libro de notas que Slade tenía.

         En cuanto a los Dieciséis Orbes Genuinos, él había leído algo en un libro. Se los mostraba como esferas de vidrio espejadas en las que veías lo que más te aterraba en el mundo, y al verlo no le temías. Aun así, no entendía por qué Polnek quería reunirlos todos. Y entonces pensó en Cuqui, el antiguo cocinero del colegio, ya retirado. Slade sabía que Cuqui se había hecho alquimista, y tal vez supiera para qué querría Polnek los orbes. No quedaba otra solución que ir inmediatamente a consultarlo, ¡aunque no sabía si Polnek ya lo había matado! Ya era 27 de enero, bastante más de una semana después de la fecha de la nota.

         Se transportó a  la orilla de Hasting, una ciudad Inglesa, y sacó  de su bolsillo una pequeñísima escoba. La señaló y gritó "Grande" pronunciando la "r" un poco fuerte, no era una palabra muy elegante, pero sí efectiva. La escoba se agrandó hasta superar por cincuenta centímetros a una normal.

         Odiaba la tradición que había en Inglaterra de que los magos viajaran en escoba. Quien fuese mago y no lo hiciera, era considerado un tonto y, en algunos lugares, un peligroso Kalku. Subió a la escoba con torpeza y se elevó a los tumbos. Nunca había volado en escoba a mas de veinticuatro  kilómetros por hora, así que sabía que el viaje no le gustaría. Golpeó los talones entre sí y la escoba arrancó a unos ciento cincuenta kilómetros por hora, lo que hizo que Slade saliera precipitadamente hacia atrás. Asustado y todo, logró tomarse del mango en el último momento y así evitó salir despedido. Con esfuerzo, se enderezó tratando de recuperar su dignidad y se  ató a la escoba con un hechizo. Aumentó la velocidad todo lo que pudo y en un par de minutos ya se encontraba en Londres. Volvió a chocar los talones y la escoba frenó tan bruscamente como había arrancado, lo que hizo que Slade saliera catapultado, a pesar del hechizo de ataduras que tenía.

Cuadernos de Tava'i y Slade el mago mercenario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora