Cuaderno Nº3 Slade: El mercenario profesor

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                                                       Slade

El mercenario profesor

          Slade, el hábil hechicero de magia  blanca  o Machi, solía ocultar su rostro con una capucha, pero  con el tiempo, observó que cuando entraba a las posadas o a los pueblos, esto causaba demasiada desconfianza y al final, algo que debía volverlo casi invisible, lo había convertido casi en una celebridad. Entonces, últimamente había cambiado su indumentaria por una más convencional como los jeans gastados y las remeras, o los pullovers si es que hacía frío. Con esta nueva indumentaria podía advertirse que tenía  la piel curtida a causa de los hechizos de sus adversarios  ,que llevaba algunas heridas causadas por las garras de la gárgola  y que tenía una expresión ansiosa causada por el  maleficio que él mismo se había lanzado (por venganza a la gárgola que mató a su amigo, y no por locura).Claro que aquél que lo veía, no sabía por qué su piel era bronceada y llevaba heridas, parecía un joven cualquiera de aspecto asoleado. Solía llevar una larga cabellera oscura suelta sin mucho cuidado, lo que lo asemejaba a un rockero de la vieja escuela, a menos que llevara la túnica de jade mágico negro con la que espantaba maleficios y que caía arrastrándose por el suelo, entonces todo el mundo que lo veía se alejaba, por que creían que era una especie de vampiro excéntrico muy siniestro.       

         Después de casi un mes, era inminente que tuviera que vivir otra aventura, algo que se confirmó cuando le llegó la orden de presentarse en la central de DK. Su jefa María le explicó la nueva encomienda: vencer al Pazuzu. Según el informe se trataba de una deidad babilónica cuyo cuerpo delgado  tenía una cabeza monstruosa, cuernos de cabra en la frente, cuatro alas y patas de ave rapaz, además de un muy mal genio y actitud caprichosa. Slade pensó que era la peor combinación que podía existir y estuvo a punto de desistir de la misión pero dos motivos lo convencieron de seguir: el dinero suculento y la amenaza de que “ningún agente secreto deja de serlo a menos que muera”.

         Esta vez la bestia se encontraba en el castillo de Valencia, una ciudad hermosa y pacífica,  que anteriormente había sido habitada  por el famoso Cid Campeador. Allí, según se rumoreaba  entre los magos, el Pazuzu le había traído desgracias al Cid y a su esposa, llamada Doña Jimena Díaz. Porque no sé si ustedes saben, estos enormes bichos viven cientos de años, así que pueden molestar a muchas generaciones de humanos, a menos que aparezca un hechicero entrenado como Slade.

         Una vez en Valencia, Slade aprovechó para conocer y visitar una escuela de magos recientemente inaugurada llamada “La princesa druida” donde, no sólo se hospedó para pasar  las noches, sino que también le permitieron dar clases. Esta escuela había sido creada debido a la nueva oleada de personas con dotes mágicas que exigían al gobierno un lugar para educarse, el gobierno luego de un tiempo, accedió no tanto por interés en la educación de estas personas, sino mas bien para tener un registro de quiénes eran los que poseían poderes y hacerse cargo de qué cosa sería lo que desarrollarían. Mas allá de la política, la escuela mostraba claramente una combinación de lo reciente y lo antiguo ya que los alumnos poseían todos los artilugios electrónicos de última generación, pero el edificio tenía como cien años. Como todas las (pocas) escuelas de magia del siglo 21, estaba deliberadamente perdida en las montañas para que sus alumnos pudieran practicar tranquilos los hechizos, buscar los seres mágicos confinados a los pocos lugares aislados y fundamentalmente, porque  las personas tendían a pensar cosas desagradables de estos lugares y sus asistentes, como por ejemplo que eran una secta satánica, o religiosa, o umbanda, o alguna otra locura más, así que lo mejor era desarrollar las habilidades mágicas en la paz del campo.

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