tranquillité.

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Despertó sintiendo la parte izquierda de su cuello siendo humedecida por una caliente boca y no controló el sonido que abandonó sus labios, nacido desde el fondo de su garganta. Permaneció con los ojos cerrados.

Sabía que se trataba de Thomas ya que éste era el dueño de aquella marca, y la apenas menor presencia de la corta barba que sentía contra su piel lo confirmaba. Finalmente tras otro jadeo involuntario, abrió los ojos, queriendo verle.

El alfa de pelo largo al escucharle se detuvo, apartándose un poco, mirándole directamente al rostro, con una radiante sonrisa alegre.
Su cabello negro llegaba hasta sus hombros y le encantaba cómo se veía tan desordenado. Sus labios más rosas de lo habitual por la fricción de éstos contra su piel hacía unos segundos atrás y sus azules ojos tranquilos le generaban una agradable sensación en su pecho.

-Buenos días, omega -Le saludó con voz ronca, la cual logró que el menor se removiera un poco en su lugar a causa del hormigueo que le ocasionó.-

Pero, al moverse, el brazo que cruzaba por su torso lo aprisionó más contra el pecho detrás suyo y un soñoliento gruñido se oyó.

-¿Serías tan amable de hacer silencio? -El tono igualmente ronco pero molesto provocó que el omega se tensara un poco, había percibido el caliente aliento contra su nuca y aún se sentía demasiado susceptible a las sensaciones.-

-El gallo ha cantado por tercera vez y aún sigo acostado -Habló para sí mismo el campesino, ignorando la petición del otro alfa.- Buenos días -Volvió a repetir, pero ésta vez inclinándose sobre el conde aprisionado en el brazo del rey, dándole un corto beso.-

El ruido de sus labios siendo separados logró que Monnier finalmente decidiera abrir los ojos y con ceño fruncido levantó su cabeza y miró al que consideraba que sobraba en aquella cama.

Arrugó su rostro en una mueca en señal de fastidio y volvió a descansar su cabeza en la almohada, pero ésta vez hundiendo su nariz en la nuca de su omega, no muy contento de poder sentir tan cercano el olor de Lafayette en él, pero era lo esperado.

Aquella habitación estaba mezclada entre los olores de los tres más el de una buena sesión de sexo.

-El gallo seguirá cantando hasta dentro de unos cinco minutos más, pierde tu tiempo contando las veces si quieres, pero a mí déjame dormir -Respondió a lo primeramente dicho por Lafayette, sintiendo cómo Timothée se movía un poco bajo su agarre.-

-¿Qué hora es? -Preguntó el menor, escuchando la lenta respiración del alfa detrás de él. El pecho de éste subía y bajaba lentamente, presionando contra su espalda.-

-Pronto serán las cinco y media de la mañana -Aseguró el campesino. A aquella hora cantaba la característica ave y eso lo sabía, él despertaba a la misma hora todas las mañanas para poder ir a trabajar.-

-Ni siquiera ha amanecido -Nuevamente la voz de Monnier, ésta vez más irritada que antes.- ¿Quieres cerrar la boca? -Timothée sintió pesar al ver cómo la expresión jovial de Thomas caía en una seria.-

Él sabía que éste seguramente no podía conciliar el sueño nuevamente ya que acostumbraba a estar activo a esa hora del día. Quizás lo había intentado antes de despertarle sin querer y al no lograrlo prefirió utilizar su tiempo curando la herida de la marca para que no le doliera tanto una vez él despertara.

Llevó su mano al brazo del monarca, utilizando su fuerza para moverlo, jadeando cuando le fue negado y el agarre se hizo más fuerte.

-¿Qué haces? -Preguntó con confusión Lewis, no entendiendo por qué su muchacho quería marcharse de su lado.-

Casado Con 2 Alfas.Where stories live. Discover now