- ¿A qué carajos le tienes miedo Touya?-habla Keigo mirándolo fijamente.
- Tengo miedo a perderte, él es capaz de todo para joderme, eso te incluye. Es capaz hasta de hacerte daño.- dijo Touya llevando sus manos a su cabello para jalarlo un poco po...
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—¡DESPIERTA AHORA PAN QUEMADO!
Me levanto de golpe al escuchar ese grito, provocando que me caiga de la cama.
—¿¡PERO QUÉ CARAJOS TE PASA TOGA?!—digo con enojo, como me enoja que me despierten tan temprano.
Ella se dirige a la ventana para abrir las cortinas y entre la horrible luz del sol.
—Arriba Touya, ya son las 12:30, tienes que comer algo.—Se acerca al armario y saca unos pantalones junto con una playera.
—Solo déjame dormir, no tengo hambre.
Me levanto del suelo para volverme acostar boca bajo, cerrando los ojos. Hasta que siento un fuerte azote en el trasero.
—¡POR DIOS BASTA!
Toga me da otro azote, frunciendo su ceño, dios, está muy molesta.
—Levantate ahora Touya Todoroki, es una puta orden, tu familia espera para que comamos juntos.
Me avienta la ropa y sale de mi habitación dando un portazo.
Suspiro y sobo mi trasero, que mano tan pesada tiene, duele como el infierno.
Me pongo la ropa que me dio y me dirijo al baño para hacer mis necesidades y lavarme la cara. Bajo las escaleras y entro al comedor, mis hermanos están peleando por quién se queda con la última pieza de pan y mi madre solo ríe a carcajadas.
Esto es lo que deseo, su felicidad.
—Cariño, buenos días.-me mira mi madre con una gran sonrisa.
—Más bien son tardes.
Dice Shoto comiendo un pedazo de pan, creo que el gano.
—Perdón, tenía mucho sueño, pero Toga ya me despertó.—la miro con una mueca y sacándole el dedo de en medio.
—No seas grosero Touya, ella se preocupa por ti y quiere que comas a tus horas.—dice mi madre tomando la mano de Toga.
Si tan solo supieras que es un grano en el culo mamá.
—Que amable de tu parte linda Toga, aprecio tu preocupación.
—¡Deja tu sarcasmo de lado hijo de tu madre!—me señala con un dedo, tan amenazante.
Mi madre la mira con los ojos bien abiertos, mientras que mis hermanos ríen a carcajadas, casi llorando.
—¡Dios mío!, ¡Rei perdóname!—Toga agita sus manos de un lado a otro, metió la pata.
Yo me río a carcajadas junto con mis hermanos, mientras que Toga le pide perdón a mi madre una y otra vez.
El sonido de mi celular nos interrumpe, lo saco de mi bolsillo y contesto sin ver el nombre.
