𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟗

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— ¡Ya deja de morderme! —Keigo vuelve a quejarse por quinta vez

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— ¡Ya deja de morderme! —Keigo vuelve a quejarse por quinta vez.

Dejo otro pequeño beso en la pequeña marca que deje en su cuello, del lado izquierdo.

— No te quejes, se te ve muy bien. —digo con diversión, tratando de hacerlo enojar.

El se sonrojo ligeramente, tratando de alejarme y evitando mi mirada, no logra hacerlo.

— Ya, aléjate y levántate de una vez. —finge estar molesto.

Con mi mano izquierda lo tomó del mentón, obligándolo a que me mire. Sonrío con picardía, acercando mi rostro al suyo, rozando nuestros labios.

— Rubio, me prende tanto verte enojado. —susurre suavemente, lamiendo mis labios.

Traga saliva con dificultad, siento su cuerpo debajo mío temblar de los nervios.

Me encanta.

— ¡C...cállate! pervertido. —tartamudea, moviendo su cuerpo para salir de mi agarre.— Debemos levantarnos, tengo que ir a trabajar.

Le robó otro beso y rio de manera burlona.

— El pervertido eres tú, alguien a despertado. —voy dejando besos de su cuello a su pecho, lo escucho jadear. Subo su playera levemente, dejando besos en su abdomen y un poco más abajo, estoy apunto de bajar su pantalón pero el me aleja de una patada.

Caigo al suelo de espaldas.

— ¡Oh vamos! tampoco es para que te pongas así. —me levanto, sobando la parte afectada.

El rubio se levanta rápidamente, acomodando su playera y pantalón.

— Me tengo que ir, nos vemos luego. —parece tomate de lo rojo que está— Cuando salgas, ponle seguro. —después de eso, sale rápidamente.

Rio por lo que acaba de pasar, es realmente tierno. No paso absolutamente nada, solo fueron besos y roces, quería más.

Joder, claro que sí.

Pero el no me lo permitió, estaba muy avergonzado con la situación, solo me dejaba besarlo.

Me levanto de la cama, y me pongo mi playera, tiendo su cama para no dejarle un desorden, aunque me da flojera, no quiero que me golpeé. Me dirijo a su baño para poder hacer mis necesidades y lavarme un poco, me lavo la cara cuidadosamente y busco un cepillo de dientes en uno de los cajones que están bajo el lavabo, finalmente encuentro uno y le aplicó pasta de dientes y agua, lavandome.

Al terminar, salgo del baño y levanto mi celular que deje en el suelo, al prenderlo veo que tengo llamadas perdidas de Shoto.

Carajo.

El no me llama constantemente, solo cuando es una emergencia.

Trato de no pensar lo peor y lo llamo desesperadamente.

𝐅𝐎𝐑𝐁𝐈𝐃𝐃𝐄𝐍 𝐅𝐑𝐔𝐈𝐓 || 𝖪𝖾𝗂𝗀𝗈 & 𝖳𝗈𝗎𝗒𝖺.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora