- ¿A qué carajos le tienes miedo Touya?-habla Keigo mirándolo fijamente.
- Tengo miedo a perderte, él es capaz de todo para joderme, eso te incluye. Es capaz hasta de hacerte daño.- dijo Touya llevando sus manos a su cabello para jalarlo un poco po...
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—Bueno, ya vine, ¿qué quieres?
Keigo carraspea y evita mi mirada.
—Habla de una puta vez antes de que me vaya.—digo ya irritado.
El suspira y le da un gran trago a su cerveza.
—Primero que nada, perdóname por lo que viste...yo no lo hago por gusto.—dice lo último en un susurro.
¿Lo obliga? ¿por dinero tal vez?
—Explicate, no entiendo.
—Hace unos meses me confesó que yo le atraía, solo quería tener sexo conmigo, a lo que yo me negué.—suspira y me mira, esperando alguna reacción, yo me mantengo neutro—Me amenazó diciendo que si me negaba, me iba a correr y me quitaría mi casa, el tiene ese poder ya que el me puso todo, para ayudarme.
Maldito viejo, todo lo que hace para conseguir lo que quiere, que hijo de puta.
—Ajam, sigue.
El traga saliva y se lame levemente los labios, se acomoda en su asiento.
—Acepte, los fines de semana nos reuníamos en un hotel, y lo hacíamos casi..—lo interrumpo, no puedo más.
—No quiero escuchar más, solo con decir que follas con el para mantener tu trabajo y techo es suficiente.—suelto bruscamente.
Baja la cabeza y juega con sus dedos.
—Pero en fin, no somos pareja ni nada, no hay más que discutir.—me levanto y tomo de golpe mi cerveza—Pero tomé una decisión, seguiremos siendo amigos, pero ten en cuenta que ya no confiaré mucho en ti, no sé si en algún momento le llegues a decir a Enji donde estamos—suelto un suspiro y niego con la cabeza—Nunca pensé que podría pasar esto...
El solo me mira, sus ojos muestran tristeza, ya no brillan como solían hacerlo.
—Tengo pocos amigos, pensé que contigo podría formar una amistad muy buena, divertirnos de alguna forma, en poco tiempo llegué a sentir que podía confiar en ti—me acerco a el y pongo mi mano en su pecho, el se estremece—Pero lo que ví fue como una apuñalada, te acuestas con la persona que más odio en este mundo—el aprieta la mandíbula y traga con dificultad—Eso me causa náuseas.
Quito mi mano de su pecho y la meto en mis bolsillos.
—Entonces...—susurra y me mira—¿si seguiremos siendo amigos?
Asiento solamente y me doy vuelta para caminar a la salida.
