—¿Eso es tu mejor solución? —Cuestionó Solimán, al embolsillar ambas manos.
—Así es, no debe haber obligaciones. Es mi forma de ayudar, ¿no te parece?
—Elías, si bien recuerdo tú faltabas a clases, porque decías estar hostigado de ver a puros llorones conformistas. ¿Y ahora te preocupas por ellos?
Max y Marisol recordaron que Elías, dijo algo desalentador sobre la mentalidad de los estudiantes en el auditorio: 'la mayoría no aspira a grandes metas'. Con lo cual, sí les pareció extraño que ahora esté interesado en el bienestar ajeno con esa ayuda; incluso algunos presentes empezaron a tenerle respeto.
—Es que no quiero escuchar otra vez esos mismos lloriqueos, ¡por eso!
Y esa consideración se fue de inmediato, al final, el alumnado no sabía si Elías los estaba defendiendo o criticando, porque si de algo estaban seguros, es que tanto Solimán como Elías; no toleraban a los de mentalidad débil. Sin embargo, la diferencia está que uno te trataba con frialdad y el otro decía puro sarcasmo. Max y Marisol, muy apenados cubrieron sus rostros con ambas manos.
—Entonces dejemos hasta aquí este tema. Solo con el tiempo te darás cuenta.
Solimán dio la vuelta mirando la pantalla con su expresión seria, mientras Elías se sienta de nuevo mostrando leve enojo y pensando en lo siguiente:
«Me tiene harto que subestime la buena voluntad de los Universitarios».
Max quería leer los pensamientos de Elías, pero no podía hacerlo, su nivel en la psicoquinesia seguía siendo bajo. Esa vez lo aprendió por las malas; si él usaba telepatía en alguien con poder psíquico más elevado al suyo, sería detectado.
«Paciencia, paciencia. Lo intenté una vez y... casi muero».
Una robusta y siniestra silueta oscura invadió en la mente de Max, tenia cuerpo humano, pero la cabeza era de un animal con brillantes ojos amarillos. Empezó a sudar, aunque en ese instante, Marisol tomó su mano izquierda y le sonrió.
«La clase va a empezar, concentrémonos solo en hacernos fuertes, ¿sí?».
Acostumbrado a la telepatía que ella le hacía, Max se tranquilizó por completo y la idea de alejarla del plan; la descartó temporalmente. Conociéndola, es muy probable que Marisol se niegue a separarse del equipo, recuerdos de una gran e inseparable amiga llegaron a su cabeza; con más razón quería protegerla.
Luego vieron que Solimán, había plasmado tres fotos que cubrieron la pantalla.
—Explicaré las biografías de estas tres personas que después de sus muertes, fueron conocidos como los pioneros de la psicoquinesia; ellos son: Alexander Aksakof, Henry Holt y Joseph Banks Rhine.
Elías apoyó su mentón con la mano derecha y cerró sus ojos, sus compañeros al verlo con susto y después con indiferencia; prefirieron atender a la clase.
—El motivo de esto es para medir su entendimiento y de una vez, logren juntar puntos iniciando con un examen de cien preguntas. Como sabrán la prueba del laberinto se hará en dos semanas, los del año pasado todavía tienen tiempo de conseguir los puntajes que le haga falta en su historial de combates y pruebas.
Los datos de los tres pioneros, también se intensificaban en la gran pantalla.
—Ahora sí, presten mucha atención si mínimo; no quieren quedarse atrás.
Cada palabra o fecha que se plasmaba en la pantalla, Solimán daba explicación muy detallada sobre aquellas biografías. Max y Marisol tuvieron que admitir de excelente la oratoria del docente; aunque ambos no iban a olvidar así de fácil el escarnio del supervisor cuando casi revela el propósito de su estadía.
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Guardianes de Mitos
ActionA una década para el siglo veintidós la humanidad estaba dividida en dos clases: los Naturales; personas comunes y corrientes cuya fuerza e inteligencia le dieron forma a la historia de sus naciones. Y los Psicoquinéticos; humanos con habilidades es...