Capítulo 12

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– Ahí están, llegan a tiempo para la lasagna

Massimo recibió a los dos chicos con un enorme plato de lasagna recién salida, notó que Alberto no estaba con ellos y dejó el plato en la mesa

– ¿Dónde está Alberto?

Los chicos tomaron sus ya acostumbrados lugares en la mesa sirviéndose un poco de la pasta

– Dijo que vendría en un rato

Giulia colocó su plato en la mesa y comenzó tomó su tenedor lista para comenzar a comer

– Está ayudando a Piero con algo

La pelirroja miró de reojo a Luca y rodó los ojos cuando notó como el castaño literalmente apuntaló a la pobre lasagna con una expresión de lo que parecían ser celos

– Espero que no tarde mucho, sino su comida se enfriará

Massimo se sentó haciendo temblar un poco la casa, pronunció un leve 'Mangiamo' indicando que ya podían degustar la pasta

– ¿Está todo bien Luca?

– ...

Luca mantenía su mirada fija en su plato, solo movía su tenedor como si solo jugaste con su comida. Su mente estaba algo dispersa e inquieta, no sabía el por qué se sentía de esa forma ante la ausencia de Alberto, quería hablar con alguien sobre eso pero temía ser juzgado

– ¿Luca?

Giulia volvió a nombrar a su amigo, estaba algo preocupada y desconcertada por su reciente estado de ánimo

– Eh s-si todo está bien...

Paguro cortó un trozo de lasagna para después comerlo, pensaba que comer le ayudaría a despejar su mente un poco

– ¿Cómo les fue hoy en el entrenamiento?

Massimo preguntó intentando crear una conversación con los chicos

– Creo que rompimos un nuevo récord! ¿Verdad Luca?

– Si eso creo

Paguro esbozó una sonrisa ladina, se notaba a kilómetros su pésima actuación, pero aún así Giulia decidió no mencionar nada. La pequeña radio de Massimo era lo único que se escuchaba en aquella pequeña cocina

Unos más de 30 minutos transcurrieron, la luz del sol comenzó a teñir el cielo de un naranja cálido, fue en ese momento en el que la puerta de la casa se abrió dejando ver a un cansado Alberto

– ¡Llegué!

– Dove sei stato?

Massimo levantó una ceja mirando la ropa algo sucia de su hijo, además notó un pequeño raspón en su rodilla

– Estaba enseñándole a Piero como montar en bicicleta

Scorfano se sentó tomando un plato y sirviéndose un poco de la tibia lasagna

– ¿Y por qué estás todo sucio y con raspones?

Giulia remarcó el estado de su hermano, este solo suspiró pesadamente mientras se sentaba al lado de Luca, el castaño sonrió discretamente al tener a su amigo cerca de él

– Digamos que Piero no es el mejor estudiante

– ¿No te duelen?

– Estoy bien Luca, tranquilo

Ambos monstruos marinos compartieron una sonrisa, Luca asintió y dejó que Alberto comiera

– ¿Quieres que caliente tu comida?

Amor marino |Luca|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora