Capítulo 6

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El refugio de la casa Marcovaldo es un gran lugar para ocultarse o para distraerse un rato, gracias a su locación, quien sea que se encuentre sobre aquellas tablas de madera, tendrá la suerte de admirar un hermoso paisaje costero

Esa vista habría dejado a cualquiera embobado, y nuestro querido Luca no es la excepción, hacia mucho que extrañaba ver aquel espectáculo al despertar, en Génova solo observaba un techo blanco cada vez que abría los ojos

No sabía a qué hora había despertado, pero suponía que debía ser muy temprano, y no es de extrañarse, durante casi un año había mantenido una costumbre en despertar antes de que el sol saliera, todo por llegar a tiempo a la escuela

Decidió estirarse un poco al mismo tiempo en el que soltaba un ligero bostezo, giró su mirada y observó a su amigo aún dormido, sonrió divertido mientras observaba como Alberto parecía balbucear cosas inhaudibles acompañados de gestos graciosos

Al ser aún algo temprano, decidió no molestar a su amigo y se recostó nuevamente para intentar matar el tiempo observando el cielo, posó sus manos debajo de su cabeza sintiendo una suave brisa, con una gran sonrisa, pensó en lo que podía hacer ahora que estaba de regreso en su hogar

Visitar a su familia y su pequeña granja era una gran opción, tenía curiosidad en si las cosas habían cambiado o en si todos los peces aún seguían ahí, esperaba que ninguno haya escapado. También pensó en la posibilidad de volver a la pequeña torre, sonrió con emoción al recordar que Alberto le contó que había encontrado más cosas humanas mientras exploraba el mar

– Buenos días, Luca

La voz de su amigo lo sacó de sus pensamientos

– Buenos días

– ¿Cuánto llevas despierto?

La somnolenta voz del más grande fue interrumpida por un bostezo, Luca no pudo evitarlo y bostezo también

– No mucho

Alberto se sentó y se estiró un poco, mientras lo hacía Luca no pudo evitar ver cómo su amigo había adquirido más masa muscular, asumió que se debía a la pesca y a otros trabajos que el moreno había tenido

– Buenos días dormilones

La ventana que se encontraba detrás suyo se abrió de golpe dejando ver a una Giulia bastante sonriente, ambos chicos contestaron con un "Buongiorno", caminaron hasta la ventana y entraron el la pequeña casa

Lo primero que vieron fue a Massimo sirviendo el desayuno en cuatro platos mientras una suave música se escuchaba de fondo

– Alberto, Luca, Buongiorno

– Buongiorno

Los tres tomaron asiento mientras Massimo les pasaba un plato a cada uno, finalmente, el gran pescador tomo asiento junto con los chicos y comenzaron a desayunar

– ¿Qué piensan hacer hoy?

Alberto preguntó después de haber comido un poco de su comida, Massimo levantó una ceja disimuladamente ya que tenía curiosidad acerca de los planes de los tres

– Pues yo tenía pensado estar con mis papás hoy y visitar la pequeña granja

El primero en contestar fue Luca

– Yo me quedaré con papá para hablar y ayudarlo un poco con el negocio

Giulia dijo sonriente mientras miraba a su padre

– Non è necessario, Giulia

– Igualmente me quedaré, quiero ayudarte aunque sea un poco

La pelirroja puso una cara de cachorrito haciendo que, resignado, Massimo aceptará

Amor marino |Luca|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora