Capítulo 7

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– Ya casi es hora de alimentar a los peces

Después de un par de horas de aquella conmovedora plática, Daniela avisó mientras tomaba el bastón que antes Luca usaba para el pequeño rebaño para después salir por la pequeña puerta

– Yo lo haré, Daniela, no se moleste

Alberto se levantó de su asiento e interceptó a la madre de Luca antes de que saliera de la casa

– Muchas gracias, Alberto

– ¿Puedo ir con él?

Luca preguntó observando atentamente a sus padres, los señores Paguro se miraron entre sí y asintieron

– Vuelvan en un rato para almorzar

Con eso dicho los dos chicos salieron de la casa y se dirigieron al pequeño corral dónde descansaban los peces, Luca observó a detalle aquel pequeño espacio, se veía completamente igual a como lo había dejado, con la pequeña diferencia de que ahora tenía una puerta que imposibilitaba la huida de los animalitos

– Bueno, como te lo prometí cuide bien de tus peces

Alberto colocó el bastón sobre el piso y adquirió una pose orgullosa, su contrario rodó los ojos divertido y se dispuso a contar y recordar los nombre de cada pez

– ¿Dónde está Giuseppe?

Preguntó notando la ausencia de uno, Alberto abrió ambos ojos como platos y miró rápidamente hasta el corral, contó cada unos y suspiró

– Muy gracioso, ahí están tus 23 lindos peces

– En realidad son 24, o bueno eran

– Cuando te fuiste solo habían 23, uno debió haber escapado

Alberto rascó su cabeza avergonzado, Luca négo con la cabeza y le sonrió

– Lo lamento, soy algo descuidado

– No importa, igual fue Giuseppe, él desde siempre quiso ser libre así que supongo que ahora está feliz

– ¿Crees que este bien?

– Eso espero

Alberto abrió la pequeña puerta dejando que los peces salieran, los peces se acomodaron en un pequeño grupo, sin embargo, un pez llamó la atención de los chicos

– Monalisa

Dijeron al mismo tiempo haciendo que el animal mencionado tuviera una mirada de preocupación y sacara un par de pececitos

– Ella jamás aprende

Ambos rieron y nadaron junto al rebaño, una vez llegaron al pequeño campo pararon, dieron un chequeo rápido a los animalitos y se sentaron en la roca

– No puedo creer que esto sigue aquí

Luca señaló a la pequeña escultura que hizo, sonrió notando lo bien cuidada que estaba

– "Esto" tiene nombre, y es Smuca

Alberto dijo colocando un brazo alrededor de los hombros de la roca

– Aunque no lo creas me ha hecho mucha compañía mientras no estabas

– Yo soy testigo de eso

Una tercera voz sorprendió a Luca, giró su mirada observando como otro monstruo marino se acercaba a Alberto

– ¿Dónde estabas cabeza hueca? No te vi todo el día de ayer

El chico nuevo abrazó a Alberto, este correspondió con una sonrisa

Amor marino |Luca|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora