Capitulo 32

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Maria se despertó con la luz que filtraba por ventana golpeandole la cara, fregó sus ojos y vio a Julia a su lado, instantáneamente se le vinieron a la cabeza flashes de la noche pasada y no pudo evitar sonreir. Le beso la mejilla y salio de la cama envolviendose en una bata de seda para cubrir au desnudez.
Fue a la cocina, preparó el desayuno y mientras sorbia unos tragos de café pensaba en todo, en ellas, en mudarse, en el futuro.
Julia la sorprendió abrazándola por la espalda, pegándose a su cuerpo, Maria se sobresaltó y sonrió y giró la cabeza para mirarla.
-¿Te asustaste?
-No..
-¿En que estabas pensando?
-En vos
Julia sonrió y le beso la mejilla, despues se fue a buscar una taza y Maria notó que ya estaba cambiada y arreglada para salir, ella seguia en bata sin haber ni intentado arreglarse
-¿Queres un cafe?
-Si
Maria se dispuso a servirle en la taza que le alcanzó ella y giró devolviendole la taza
-Gracias- le dijo antes de tomar el primer sorbo.
-¿Ya te vas?- le pregunto curiosa
-Si, tengo mucho para hacer.. si no arranco temprano, no voy a terminar
-Yo me voy a São Conrado
-Si? Pense estarias acá antes de viajar
-No, tengo que preparar unas cosas y tengo todo allá.. Ana va a ayudarme
-¿Nos vemos mañana?
-Si, paso a buscar las cosas
Julia asintio mientras terminaba el cafe, le dio un piquito y Maria la abrazó, no queria despegarse de ella, contaba las horas y los dias para Portugal y sería un monton separadas.

Cerca del mediodia Maria se dispuso a volver a su casa de São Conrado, queria tener todo listo, saber que Ana estaba bien y que podia irse tranquila a hacer su gira, a trabajar.
Entre que preparó todo y fue a  hacer compras, porque tenia que reponer algunas cosas en casa y dejarle a Ana, llegó cerca de las cinco de la tarde. Estaba todo muy silencioso y oscuro, y aunque era tarde, tenia hambre.
-Ana.. Anita..- la llamó repetidas veces. Habia edtado pensando en que podriam tomar un té y hablar un poco de todo, Maria queria estar mas tranquila por el tema Lorenzo.
Pero su voz resonaba en el silencio atroz de la casa enorme, en donde parecia no habia nadie. No obtuvo respuesta.  Creyó que no estaba.
Fue a ver que podia picotear de la heladera y escuchó ruidos arriba, frunció el ceño
-¿Ana?- dijo en voz alta. Subió a ver si estaba en su cuarto, si dormía, golpeó la puerta despacio para no despertarla en caso que esté descansando y abrio lentamente asomando su cabeza.
-Permiso- dijo y entró, se quedo de pie en la puerta -¿que.. esta pasando?- preguntó ante semejante escena. Ana estaba metiendo cosas en una mochila, sollozaba y buscaba entre sus libros algunos papeles.
-Nada..- solo pudo responderle, alzando la vista para que Maria se encuentre con sus ojos verdes completamente llorosos y cerró la mochila que estaba preparando.
-¿Que pasa, Ana? ¿Por que estas llorando, cariño?
-No quiero hablar.. me voy- dijo poniendose la mochila, nunca la habia visto asi, Maria estaba completamente sorprendida. Ana pasó a su lado, sin dar alguna explicación. ¿A donde se iba? ¿Estaba teniendo una actitud de adolescente, haciendo berrinche sin razón?
-¿Como que te vas?
-Me voy... me voy de aca, de tu casa, Maria- no sabia de donde sacaba la fuerza para pronunciar estas palabras.
-Ana... ¿Que me estas diciendo? ¿Que pasó?
Maria no entendia, necesitaba una explicacion. No era suficiente que se vaya asi sin mas.
-Gracias por todo, Maria- le dijo completamente decidida y Maria sintio un puñetazo en la boca de su estomago, ¿se estaba yendo para siempre, o que?
-¿Que paso, Ana?- volvio a preguntar -¿Es por lo que hablamos? No te preocupes...
-No quiero desilucionarte, Maria.
-¿Por que decis eso?
-Porque si...- le dijo ya llorando sin consuelo, Maria la fue a abrazar y lloró tambien, de impotencia y de temor de no volver a verla, a Anita, era de su familia.
-No me desilucionarias nunca, Ana... por dios.. hablemos, no te vayas asi
-No hay nada de que hablar..
-Por favor, Anita...lo que sea, tiene solucion
El llanto de Ana era cada vez peor, parecia que las palabras de Maria la afectaban severamente.
-¡Esto no tiene solucion!- dijo enojada
-¿Como que no?
Le era imposible hablar a Ana, Maria la abrazó
-estoy aca, hablemos- le dijo
Ana se calmó poco a poco, en el abrazo de Maria fue cediendo su llanto hasta hacerse imperceptible
-estoy embarazada- le dijo tan despacio que parecia casi de mentira, Maria se quedo en silencio, la miró a los ojos y le acaricio su largo pelo, como muchas veces habia hecho -perdón.. perdon.. arruine todo

Maria se tragó el shock que tenia por esta noticia tan inesperada y la abrazó fuertemente, sabia a que se referia con cada palabra, solo queria protegerla.
-Cariño.. ¿que decis? No arruinas nada...
-Mi carrera.. todo... toda la confianza que depositaste en mi
-Podes seguir estudiando y yo estaré para apoyarte siempre, Ana.. tu bebé será una bendición
-No sé ser madre
-Nadie nace sabiendo como ser nada, cariño...
-No voy a poder
-¿Lorenzo sabe?- pregunto indiscretamente
Eso recrudecio el llanto de Ana, era obvia la respuesta, Maria no quiso asumir nada, probablemente él era el culpable de que Ana esté asi ahora.
-Tranquila cariño.. paso a paso...
-Tengo miedo- le dijo
-Vamos a dejar esa mochila arriba- Maria la convenció, fueron arriba y dejaron la mochila en la cama, Ana se sentó al lado y Maria miro al escritorio, sonrio al ver que leia Clarice
-Estas leyendo Clarice- le dijo para cambiar de tema, no queria que Ana se sintiera invadida con preguntas
-Si- Ana se limpiaba las lagrimas y desarmada la mochila -me hace bien
-A mi tambien- le dijo Maria y agarro el libro, se recosto en la cama y Ana hizo lo mismo a su lado, Maria abrio el libro y empezó a leer en voz alta uno de los poemas, Ana se recostó a su lado y apoyó su cabeza en el hombro de Maria, quien instantáneamente la abrazó con un brazo y con el otro sostuvo el libro mientras leía, se acompañaban, se comprendian en un silencio cómodo, de madre e hija de corazón. Sabia que Ana no necesitaba mas que su apoyo en este momento, ni preguntas, ni planteos, todo se iba a dar naturalmente, como siempre en su relación.
-Leeme uno- le pidió Maria al finalizar el poema y le pasó el libro, como solian hacer a penas Ana habia llegado a esta casa, cuando no podia dormir por las noches y Maria se quedaba a su lado leyendo.
Mirando hacia atras habían sido madre e hija desde el primer momento, ninguna de las dos lo habia visto asi hasta que Julia apareció en sus vidas.
Ana leyó para ella, ya mas calma, Maria le besó la sien mientras la abrazaba de forma protectora.
-Te quiero Anita.. te quiero muchisimo
-Te quiero- le dijo ella cerrando el libro y la abrazó -gracias- le dijo despacito y Maria suspiró.
-Conmigo podes hablar lo que quieras y voy a estar con vos siempre, nada de lo que hagas va a estar correcto o incorrecto, no soy nadie para juzgarte, solo quiero que seas feliz siempre, Ana.. con aciertos y errores, porque todos somos humanos
El silencio las envolvió y ninguna supo quien se durmió primera, las dos estaban mas que abrumadas y agotadas despues de tanta emocion. A decir verdad, esto era lo ultimo que se esperaba Maria, necesitaba hablarlo con Julia.

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